Un robot tipo roomba para limpiar la ría de Avilés inspirado en un muil se ha llevado el sobresaliente de las jornadas de diseño "BeWater", que se desarrollaron en los últimos días en la Escuela Superior de Arte de Asturias. El alumnado presentó ayer nueve diseños con el agua como hilo conductor y con el desarrollo sostenible como meta. Los propios estudiantes votaron por el trabajo de sus compañeros y el robot para aspirar la suciedad del estuario (el proyecto "Muil-E") se alzó con el primero puesto.

"Funciona de forma semiautónoma y con una serie de sensores con el objetivo principal de mantener limpia la ría", explicó Pablo Fernández, que ideó el "Muil-E" junto a sus compañeros Donald Loza, Carolina García, Pablo Coca y Lorena Argüelles. El aparato incluye una serie de sensores que permiten notar aproximaciones de otros objetos y que depuran además el agua que entra. Trabaja independientemente con una baterías recargables, que se alimentan de paneles solares o de la propia energía del agua. Puede estar trabajando una serie de horas y la batería se recargaría durante el periodo de descanso, cuando el robot sale del agua a depositar los residuos en contenedores.

El segundo puesto fue para la "Hidro Rueda", un diseño con marcado carácter social. Se trata de una rueda hecha de bidones de alta capacidad que tiene como objetivo facilitar el transporte de agua en los países subdesarrollados, donde se recorren varios kilómetros al día en busca del líquido. En tercer lugar quedó el proyecto "Bote Tower", una botella formada por módulos de acero inoxidable que busca eliminar el plástico del embotellado y ofrecer un diseño duradero y atractivo.

Las ideas que se plasmaron en proyectos fueron de lo más variadas. "Nosotros planteamos un sistema de transporte de paquetería que va por las cañerías, por el subsuelo. Cuando haces un pedido te llega un código de seguimiento. El paquete va envuelto en una especie de bolsa de agua con un código y que llega al destino por las tuberías. En los edificios habría un almacén para recibir los pedidos y máquinas expendedoras", apuntó Laura Palomar.

El grupo de Sara Grifo planteó un sistema que, a modo de esponja, recogería la lluvia de los tejados de los edificios y la distribuiría por las viviendas. "En el sótano habría un equipo que permitiría que el agua ya utilizada se filtrase y se reutilizase. La desechable se podría reutilizar para el riego de las calles", explicó.

Una botella plegable que cabría en el bolsillo del pantalón, máquinas expendedoras de agua donde se podría pagar con plástico al peso, una turbina que genera electricidad con el agua almacenada en un bloque de edificios y unos dispositivos que permiten conocer el consumo hídrico por usos (grifos, electrodomésticos, etcétera) para evitar el derroche completan el listado de proyectos que ayer se presentaron en la Escuela Superior de Arte, tras poco más de un día y medio de trabajo en el aula.

El concejal de Promoción Económica, Manuel Campa, fue el encargado de poner el broche a las jornadas: "El diseño formará parte del futuro de Avilés y habrá posibilidades importantes en la ciudad en este campo para la Escuela de Arte, que es un centro de referencia".