El habitual tapete del parque Ferrera estaba encharcado como un campo de Tercera por las últimas lluvias, pero aún así la sidra se impuso al barro. Según estimaciones del Ayuntamiento, 4.031 personas se dieron cita en el pulmón verde de la ciudad para escanciar en vaso de plástico la bebida asturiana por antonomasia. "A ver si por un poco de barro nos vamos a perder una fiesta. Que estamos en Asturias, por favor", exclamaba Ángel Solís, de 18 años. Igual de emocionada estaba su amiga Sara Sánchez, que tras el arrebato de euforia de su colega, no dudo en gritar un "¡viva el Bollo!". Completaron el lema las dos chavalas que formaban el cuarteto, Marina Solís y Nayara García, que añadieron: "¡Y la sidra!".

La lluvia caída durante la Semana Santa condicionó la fiesta en el Ferrera. "He venido otros años, pero hoy parece un patatal", lamentaba por unos instantes Nuria Redondo, de 18 años. "Acabo de llegar y ya tengo las zapatillas manchadas, da un poco de asco, pero qué le vamos a hacer", apuntaba Raquel Blanco, mirándose sus playeros. "Mis amigan me vacilan. Dicen que esto parece el Tartiere", se quejaba la ovetense Silvia Pérez.

Pese a las circunstancias, la juventud avilesina y los visitantes le pusieron al mal tiempo buena cara con la ayuda de una aliada llamada sidra. Aitana Collado estaba celebrando su decimoquinto cumpleaños. "Vieron que sólo llevábamos botellas de sidra y para dentro. A pasarlo bien", decía la joven, con una banda conmemorativa, que le regalaron sus amigas. Entre ellas, Carmen Rodríguez que animaba el cotarro chillando "llueva o no, en Asturias no nos para nadie". Muy cerca de ellas estaban Claudia Sánchez y Laura Ferrer echándose unos cuantos culines. "Hombre es que es un día para ello", afirmaba en otro grupo diferente Lucía Merao. Sin embargo, también los hubo que apostaron por otras bebidas que no se escancian, como Luis Alonso o Iván Arias. O como Alba Pérez, que bebía ginebra con zumo de color azul "para diferenciarme de mi hermana gemela".

La jornada se desarrolló sin incidentes. "Parece que este año, la gente tiene más asumido que de vidrio sólo se pueden meter botellas de sidra", afirmaba Juan Menéndez, uno de los vigilantes de seguridad. "Salvo alguna botella suelta, estamos requisando menos", finalizaba. Y es que el Ferrera no fue sólo el escenario de la fiesta de los adolescentes. También estaba Luisa Artime, de 80 años, sentado sobre uno de los bancos, próximos al jardín francés. "Vengo todos los años porque me presta ver cómo los chavales se lo pasan bien. Tenía que haber sido joven más tarde, se iban a enterar", lametaba la mujer mientras a unos metros, la sidra vencía al barro.