Jesús Izcúe Irigoyen, el presidente de Arcelor-Mittal, explicó ayer que "el proceso químico para producir acero tiene, por fuerza, que emitir dióxido de carbono; la emisión 0 es inviable". Esto lo dijo en el marco del II Foro de la Industria que se celebró durante toda la mañana en el auditorio del Centro Niemeyer.

Los expertos que reunió la Fundación Anastasio de Gracia-Fitel, de la federación de industria de la UGT, diagnosticaron las amenazas y las fortalezas de un sector económico que es clave para el desarrollo no sólo de España: de toda la Unión Europea. El analista francés Philippe Morvannou aseguró: "El partido que ganó la alcaldía de Tarento, en el sur de Italia, llevaba en su programa electoral el cierre de la fábrica de ILVA: consiguió el 68 por ciento de los votos", apuntó. "Esa fábrica da empleo a 10.000 personas", añadió. "Que contamine una industria no es motivo para cerrarla, o ¿eliminamos los coches?", se preguntó el exministro Miguel Sebastián, que participó en una mesa redonda que moderó el periodista José María Urbano. "Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para contaminar menos", destacó el expolítico, partidario de un equilibrio claro entre las emisiones de dióxido de carbono.

Philippe Morvannou explicó que este equilibrio no puede ser a costa del desarrollo de la industria propia. "Se da la circunstancia de que en Europa por cada tonelada de aluminio producido hay 4,5 millones más de dióxido de carbono. Cada tonelada tiene una tasa de 10 euros. En China, por cada tonelada de aluminio se producen 17,5 toneladas de emisiones y en Australia, 16. Y las importamos, o sea, que penalizamos las toneladas fabricadas en nuestras fronteras y nos traemos las que contaminan más. La política ambiental limitada a nuestras fronteras nos hace perder dinero", concluyó el analista galo.

El consejero de Economía de la Junta de Andalucía, el profesor Antonio Ramírez de Arellano, explicó en su intervención: "No tenemos razones, sin embargo, para ser pesimistas. Recomiendo respirar y mirar lejos, como cuando te mareas", destacó el político. En este sentido, Mark Nicklas, que es un alto funcionario de la Comisión Europea, reclamó "inversiones sostenibles" en materia ambiental y esto lo dijo después de defender que en la UE existe una política industrial que fue puesta en duda. "El punto flaco de la política europea es que los estados quieren practicar la suya propia", reconoció. Morvannou negó la mayor: "No hay coherencia entre industria y competencia", destacó. Nilo García, de la empresa Reticare, por su lado, alertó: "Si no queremos ser colonizados digitalmente tenemos que coordinar las políticas industriales".