Una empresa especializada en mariscos y moluscos ofertaba ayer en su página web la venta de percebe extragrande -la más selecta de las cuatro categorías comerciales de este producto- a 264 euros el kilo, un precio mareante que, sin embargo, se queda corto al lado de la cotización que alcanzó el kilo de los primeros bonitos de la recién estrenada costera: 300,20 euros. Ese fue el dinero que aceptó pagar la cadena asturiana de supermercados Alimerka para llevarse una tina cargada con 122 kilos de ejemplares grandes del pescado del verano, aproximadamente 17 bonitos de entre 7 y 8 kilos, ayer los "reyes" indiscutibles de la cancha de subastas de la rula. El resto de las capturas desembarcadas (incluidos los ejemplares de entre 4 y 7 kilos, "monos" y "recortados" en la jerga pesquera) ya se vendieron a un precio más "terrenal", con un precio medio final de 17,50 euros.

La vuelta de Alimerka al corrillo de pujadores por el "campanu" del mar -el año pasado no quiso entrar en la competición por temas de estrategia comercial- ha servido para pulverizar los precios estratosféricos de pasadas subastas inaugurales del túnido que nunca falta en las mesas asturianas durante los meses de verano. Los 300,2 euros el kilo pagados ayer suponen una cifra de récord en la serie histórica, dejando muy atrás los 134,20 euros el kilo pagados el año pasado y los 200,80 euros de 2016, que hasta ahora suponía la cifra más alta nunca pagada por el bonito "de estrena". La satisfacción fue la nota generalizada entre los pescadores, contentos de que la cotización de los primeros bonitos vuelva a "dar que hablar".

Fidel Álvarez Garaot, armador de Oviñana (Cudillero) propietario de los barcos "Esmeralda Tercero" y "Berriz Amatxo", dos de los tres que inauguraron la costera bonitera manifestó que "con la ilusión de saber que el viaje en busca de los primeros bonitos merece económicamente la pena es seguro que esta tradición se mantendrá". Juan José Baranda Miguel, patrón del pesquero cántabro "Nuevo Chisu", el tercer buque que obtuvo premio en la carrera por los primeros bonitos, destacó que la "sociedad de intereses" pesqueros con el asturiano Álvarez Garaot "funciona bien" a la vez expresaba su confianza en que la campaña bonitera recién abierta "deparará muchas alegrías".

La rula de Avilés subastó ayer de madrugada un total de 6.849 kilos de bonito, 2.400 llegados a bordo del "Nuevo Chisu" y 4.500 en las de los barcos asturianos "Berriz Amatxo" y "Esmeralda Tercero". El responsable de compras de pescado de los supermercados Alimerka, Armando Prendes, anunció que el producto adquirido por su empresa (unos 5.500 kilos) se pondrá a la venta hoy en las tiendas de Asturias y León. Así mismo, destacó el buen tamaño y la frescura del género, un motivo que, aún así, no explica por sí solo el alto precio pagado en la primera subasta de la temporada: "Por circunstancias, el año pasado no participamos en la puja del 'campanu', pero este año hemos vuelto porque somos partidarios de mantener esta tradición de premiar a los pescadores que salen a por los primeros bonitos", declaró el responsable pesquero de Alimerka.

Álvarez Garaot, que con este año lleva catorce saliendo en busca de los primeros bonitos de la costera, y el cántabro Baranda Miguel precisaron que zarparon el pasado 28 de mayo, que capturaron los primeros bonitos a 170 millas al Este de las Azores y que cuando pusieron proa de nuevo hacia Avilés se hallaban a unas 800 millas de puerto.

Las perspectivas de estos dos pescadores para la costera recién inaugurada son halagüeñas: "Los ejemplares que hemos visto son bastante grandes y eso es buena señal en estas fechas tempranas de la temporada". Fidel Álvarez Garaot sólo tiene un temor: "Hay abundancia de anchoa y sardina en el Cantábrico; si los bonitos se meten mucho por el litoral atraídos por ese alimento eso sería bueno para los buques tanqueros (un tipo de pesca que practican ciertos barcos vascos) pero malo para los que pescamos a cacea (anzuelo). Y lo peor de todo sería que los arrastreros pelágicos también vendrían atraídos por semejante señuelo... Y ya se sabe que por donde pasan los pelágicos, queda todo arrasado". El armador alude a la auténtica pesadilla de los boniteros españoles: la actividad de las flotas francesa e irlandesa que pescan con redes de superficie y de forma indiscriminada. Un tipo de pesca prohibido en España y, sin embargo, consentida en otros países del Arco Atlántico.

En otro orden de cosas, el próximo viernes se retoma el programa de visitas guiadas a la rula para conocer en vivo la subasta de pescado, una actividad que se realiza con gran éxito desde 2010. Se requiere reserva previa en la oficina de turismo.