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Las intervenciones artísticas, mejor en manos de profesionales, recalcan los expertos

El restaurador Luis Suárez Saro asegura que hay más chapuzas como las del Ecce Homo de Borja y el San Jorge de Estella, "pero no salen a la luz"

El San Jorge de Estella tal y como quedó al repintarlo MARA VILLAMUZA

La "restauración" de una escultura de San Jorge, en la localidad navarra de Estella, ha vuelto a hacer saltar las alarmas en el sector de los recuperadores de piezas artísticas. Ocurrió algo similar a la "reparación" del Ecce Homo del núcleo zaragozano de Borja cuando una aficionada a la pintura, de nombre Cecilia Giménez, desfiguró la imagen al intentar restaurarla. En el caso del San Jorge navarro, situado en la iglesia de San Miguel, también fue una profesora de manualidades la que convirtió la figura en una pieza que nada tiene que ver con la original. El restaurador avilesino, aunque ovetense de nacimiento, Luis Suárez Saro es un profesional del sector y advierte de los graves problemas que surgen a cuenta de los "falsos restauradores". "Hay más casos que el Ecce Homo y el San Jorge pero no salen a la luz", explica el encargado de dar lustre hace años, por ejemplo, a los caños de San Francisco de Avilés.

Esos desastres artísticos ocurren por dos motivos, principalmente, "el desconocimiento y el presupuesto", apunta Suárez Saro. "Hay licitaciones que están mal publicadas; es decir, se potencia más la baja económica que la calidad y lo que hace falta es todo lo contrario: valorar los proyectos. Si un proyecto, por ejemplo, es de 10.000 euros no se puede hacer en 6.000", explica el especialista.

Suárez Saro entiende que las manualidades "no son una profesión que requiere de estudios superiores". "Hay un claro intrusismo y para estas labores no vale cualquier manitas, porque se puede arruinar la obra que se pretende recuperar", señala. "Vale más no tocar, no intervenir, que hacerlo mal", añade. El especialista avilesino echa de menos que la Consejería de Cultura tenga un plantel de profesionales de la restauración como existe en otras comunidades autónomas. "La Administración debería controlar las restauraciones y lo que hace es hacer contratos menores", indica el restaurador, que considera que una plantilla de especialistas daría un mayor impulso a una profesión que, insiste, requiere de unos conocimientos y técnicas "que no son propias de manitas".

"Los problemas en la restauración ocurren tanto en espacios privados como en públicos", asegura el restaurador, que considera que el caso más llamativo de una intervención desafortunada en Asturias fue en San Isidoro de Oviedo.

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