El fallecimiento de Germán Blanco Rubio ha desatado una catarata de elogios hacia el hostelero que regentó hasta hace dos meses uno de los restaurante más singulares de Avilés: Casa Germán. "Un buen paisano", "una persona de principios e integridad moral", o "un hombre que sabía estar bien con todo el mundo" fueron algunos de los comentarios que repitieron los familiares, amigos, clientes y vecinos que acudieron al funeral del gerente del local de la calle El Muelle, ayer, en la iglesia de Santo Tomás. Palabras de cariño y respeto hacia el finado también fueron pronunciadas por el arcipreste Vicente Pañeda Requejo, gran amigo de Germán Blanco, que presidió la celebración religiosa en el templo de la plaza de La Merced.

Con la voz quebrada por la emoción, el sacerdote despidió a quien definió como "una persona de gran calado humano e intelectual al que una enfermedad maligna se apoderó de él en dos meses después de dejar el buque insignia de la hostelería avilesina".

A pesar de la tristeza que le embriagaba por la muerte de un amigo muy cercano, el párroco de Piedras Blancas y delegado de Cáritas Arciprestal lanzó mensajes de fe y esperanza. Habló del dolor cuando un ser querido se ausenta y resaltó que "al perder a Germán se va alguien que formaba parte de nuestra comunidad, de nuestra naturaleza".

Pañeda se refirió a la faceta hostelera del fallecido, pero más a la humana. En este sentido, resaltó que "entrar en su casa no era degustar platos, era entablar una conversación de altura", indicó para despedir también al vecino: "Avilés se siente orgullosa de gente que pisa su suelo, como lo es, como lo fue Germán", concluyó en una iglesia abarrotada de gente.

Las palabras de afecto hacia el hostelero se repitieron también ayer de boca de políticos, compañeros de profesión y amigos. A las puertas de Santo Tomás, la alcaldesa Mariví Monteserín destacó su "bonhomía", y José Antonio Martínez, gerente de la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (Ucayc), lo calificó como "un ejemplo para la profesión, siempre actuó con el mejor hacer profesional". Armando Arias, gestor cultural y amigo de Germán Blanco desde hace más de cuarenta años, aún impactado por la muerte del hostelero, recalcó su integridad moral. Arias, que preparaba un homenaje con motivo de la jubilación de quien hizo de la ensaladilla rusa un plato de altura, tuvo un recuerdo especial para la madre del hostelero, que perdió a su otra hija hace apenas unos meses.