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MANUEL FERNÁNDEZ | EXPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS "EL HÓRREO" DEL CARBAYEDO

Compromiso vecinal de hierro

El exdirigente seguirá como relaciones públicas de "El Hórreo": "Conozco a todo el mundo en el barrio del Carbayedo"

Manuel Fernández, apoyado en un pegoyo del hórreo del Carbayedo. MARA VILLAMUZA

Manuel Fernández Álvarez, "Manolo", nació en 1942, cuando "el tiempu la fame", en el Occidente asturiano, en Villayón. Criado en una casa ganadera y la vida de pueblo, el expresidente de la asociación vecinal "El Hórreo" de Avilés comenzó a forjar su carácter serio, extrovertido y trabajador. Con la ironía y la sonrisa por bandera, comenzó con sus padres una nueva vida en Avilés, con 18 años y con todo un mundo por descubrir. Trabajó en varias empresas antes de recaer en la ya desaparecida térmica, donde conoció todos los rincones y puestos de trabajo. Después fue presidente vecinal por causalidad y se quedó nueve años al frente. Y desde entonces, lleva un silbato a todas las excursiones.

Con el comienzo de la década de los sesenta, Manolo Fernández inició su labor profesional en La Bilbaína, una empresa de las cientos de auxiliares dependientes de Ensidesa. Más tarde cambió por Montajes Asturias. Trabajó haciendo de todo un poco": calderero, soldando piezas a soplete,... Así hasta que le llegó la hora "de la mili". Le destinaron a la Marina, a Ferrol, donde pasó 19 meses en el minador Tritón. "En el barco, los víveres dependían de mí", recuerda. Volvió a Avilés cuando falleció su padre y poco después retornó al trabajo en La Bilbaína. "Antes de ir a la mili tuvimos un pleito con la empresa, nos despidieron a todos y lo pusimos en manos de un abogado y ganamos, cuando volví de la mili me admitieron otra vez", señala.

De ahí pasó a formar parte de la plantilla de Samoyco, en un taller en San Juan. "Siempre estuve peleando col fierro", remarca. Llegó el momento de cambiar de empresa y Fernández pasó a Uninsa. En ese tránsito, trabajó cuatro años en la planta de Gijón. Uninsa se fusionó con Ensidesa y Manolo Fernández llegó a la térmica. "Conocí bien la térmica, empecé a cota 40, de maquinista, enseñaba la fábrica a los nuevos,...", relata. Trabajó en la "fabricona" hasta 1998 cuando se prejubiló.

Este sportinguista casado con Sara López Cotarelo en 1977 comenzó su participación en la asociación de vecinos del Carbayedo para completar una lista. "Dije que aceptaba pero si no iba a hacer nada y acabé de presidente", comenta entre risas. Después, en 2004, Fernández se puso a recaudar dinero de anunciantes para las fiestas del barrio, puerta a puerta consiguió 122 colaboraciones frente a las 62 que había hasta la fecha. Su carácter abierto y cercano le convertían en un personaje popular, que conoce a "todo el mundo" en el Carbayedo y como tal, saluda. "Gústame la verdad, la seriedad, odio la mentira y para todo hay que tener sentido del humor", reconoce. Esa es su recta para caminar por la vida.

Es militante del PSOE desde hace décadas. Incide en que su afiliación política jamás ha afectado a decisiones de la asociación. Sus compañeros de colectivo lo confirman. También fue un sindicalista activo en tiempos de Ensidesa como cabeza de la Unión General de Trabajadores. Participó en varios comités de empresa, incluso encabezando la lista ugetista en la térmica.

A Manolo Fernández le gusta viajar. Conoce todos los concejos de Asturias después de descubrir Degaña, en el occidente asturiano, hace dos años. Con la asociación de vecinos ha visitado "toda" en España. "Ya no sabemos donde ir", señala. En esas excursiones, Manolo Fernández lleva su silbato, uno que le regaló un amigo árbitro, y con él se convierte en el animador de los viajes.

En el colectivo, Manolo ha dejado de ser el presidente pero seguirá siendo el relaciones públicas de "El Hórreo", cuestión de carácter.

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