Es muy difícil, pero Arcelor confía en el milagro de poder "resucitar" a medio plazo las cuatro baterías de coque que quedaron inutilizadas como consecuencia del grave incendio que durante tres horas de la tarde del martes destruyó una de las dos cintas que transportan carbón a las torres desde las que se alimentan los hornos que destilan el mineral. Un fuego que, además, causó importantes averías en las conducciones de gas (las arterias energéticas del complejo) y dañó las estructuras de las baterías numeradas como 1, 2, 3 y 4; las números 5, 6, 7 y 8 salieron indemnes del fuego, aunque en un primer momento hubo que detener la producción en las mismas para sofocar el incendio y volver a ponerlas en funcionamiento ayer costó bastante más de lo esperado.

A expensas de la conclusión final a la que llegue la investigación abierta para determinar la causa del incendio que puso en jaque a las baterías avilesinas y alarmó a los vecinos de la comarca, fuentes de Arcelor apuntan como origen del fuego al rozamiento de un rodillo con la cinta transportadora, que acabó ardiendo, rompiendo y provocando un incendio propagado rápidamente por el viento y que destruyó la galería capotada por cuyo interior discurre la cinta siniestrada. Al colapsar la galería, se vino abajo y en su caída rompió una tubería de gas que, al quebrar, produjo una fuerte explosión. Según Arcelor, los detectores de fuego y el sistema antiincendios funcionaron, pero no fueron suficiente para evitar el desastre.

El hálito de esperanza que conserva Arcelor sobre el futuro a medio plazo de la mitad de las baterías de coque de Avilés tiene que ver con la afortunada conservación de un nivel de calor en los hornos más dañados superior al necesario (unos 900 grados) para garantizar el buen estado del material refractario que envuelve las paredes interiores. La empresa confía en poder aplicar desde hoy mismo calor a las baterías 1, 2 y 3 (ayer ya lo hizo a la número 4) de modo que entren en lo que se denomina "proceso de parada con calor latente".

Si finalmente se consigue salvar el refractario, Arcelor valora la posibilidad de poner de nuevo esas cuatro baterías en funcionamiento "a medio plazo". Claro que antes deberían repararse los daños externos que presentan como consecuencia del desplome de la caja de la cinta transportadora que ardió y de la explosión de la tubería de gas a la que también alcanzaron los restos de metal carbonizados.

Respecto a la baterías números 5, 6, 7 y 8, volvieron a funcionar ayer después del mediodía. Trabajan a ritmo lento, pero se cree posible aumentarlo paulatinamente en los próximos días. La reactivación de esas baterías fue un proceso más difícil de lo esperado porque el exhaustor (el aparato que impulsa el gas para su quemado en los horno) se negaba a arrancar y fue costoso lograrlo. Además, el nivel de gas en el gasómetro (el gran tanque visible desde la autopista que hace las veces de almacén de reserva de combustible) se situó a mínimos y hubo preocupación por la posibilidad de que no hubiera con qué hacer funcionar los hornos.

La primera y más grave consecuencia del incendio para la producción de las baterías de coque de Avilés es que la misma queda reducida a la mitad al estar inutilizados la mitad de los hornos. En condiciones normales, las baterías destilan 1,4 millones de toneladas de carbón al año; esa cifra quedaría en la mitad si no tienen arreglo las baterías dañadas. Como medida precautoria, Arcelor ya ha dispuesto un operativo de importación de coque desde otra de sus factorías europeas (presumiblemente Dunquerque) para abastecer a los hornos altos de Gijón (que a su vez producen el arrabio que consume la acería de Tabaza). Arcelor también ha dado instrucciones para reducir el ritmo de colado en los hornos de Gijón, si bien esta medida no tiene repercusión aguas más abajo (la acería y las plantas acabadoras).

En cuanto a la repercusión que el accidente ocurrido en las baterías de Avilés pueda tener en el empleo, ayer nadie habló del tema si bien en medios sindicales dan por sentado que en cuanto se atienda "lo urgente" (salvar el mayor número posible de baterías) la empresa querrá hablar de "lo importante" (recortes de mano de obra en caso de perder alguna batería o tener que repararlas).

La noche del martes y la madrugada del miércoles fueron ciertamente intensas y como ocurrió durante los momentos críticos del incendio, decenas de trabajadores de Arcelor y de Daorje (la principal subcontrata) se presentaron voluntarios con la intención de arrimar el hombro para lo que hiciera falta. Lo que fuera con tal de salvar la instalación. Como ayer decía uno de esos empleados "si las baterías 'mueren' no va a ser por dejación nuestra". Solo de Daorje, llegaron a juntarse sesenta trabajadores cuando en un turno nocturno normal suele haber veinte. Y todo el personal de mantenimiento eléctrico y mecánico de Arcelor estuvo trabajando la noche entera "a bloque", según medios sindicales.

Tanto o más destacada que la ejemplar respuesta de los empleados de las baterías fue la de los bomberos, elogiados ayer desde diversos frentes por su eficaz intervención para extinguir el incendio y por su arrojo para trabajar en unas condiciones no exentas de peligro: rodeados de tuberías de gas y con presencia de tanques con sustancias inflamables como el benzol, depósitos de aceite y aguas amoniacales.