"Ya era hora, llevamos meses esperando a que retiren la marquesina para poder acabar las obras de la calle y terminar de una vez con este caos de tráfico". Habla Manuel Fernández, vecino de El Pozón, que no perdió detalle de los movimientos ejecutados ayer para el traslado de la marquesina de La Rocica -indultada de la piqueta por su valor como patrimonio industrial- a la calle Río Cares, en Llaranes, junto a las viviendas de Capataces. Las obras de renovación del pavimento de la avenida de Santa Apolonia y la construcción de la glorieta que regulará el tráfico en el cruce del Pozón, paralizadas por la presencia de la marquesina, se reanudarán la semana del 12 de noviembre. Esos trabajos tienen un plazo de ejecución de cuatro meses. Además de la rotonda, serán renovadas las redes y servicios y pavimentos peatonales y rodados.

El traslado de la marquesina generó opiniones para todos los gustos. A María del Mar González le dió "mucha pena". "Lleva toda la vida ahí, cuando llovía nos resguardábamos", señala la mujer, acompañada por Eugenio García, junto a la nueva parada de autobús, a pocos metros de la marquesina. "Estoy contento con salvar la marquesina, no tanto con la ubicación", señaló Rubén Domínguez, presidente del Club Cultura de Llaranes, que añadió: "La primera opción era mantenerla en Santa Apolonia; luego llevarla a Monte Viso, pero se rechazó por estar en pendiente; finalmente se va a Río Cares".

"Gastaron mucho dinero en el traslado, podrían haberla dejado en el medio de la rotonda y regular el tráfico de otra manera", apuntó Manuel Eirís, mientras observaba la nueva ubicación de la marquesina. "Ya se acabó todo, ahora solo falta que finalicen las obras de Santa Apolonia y de una vez por todas se dé una solución al tráfico, que hace mucha falta", apuntó Ramón González.