La cara de Daniel Rodríguez lo decía todo. Estaba casi desencajado. Acababa de ver a los Reyes Magos saliendo de una lancha en el puerto deportivo de Avilés. Estaba nervioso e incluso hasta había olvidado qué juguetes pidió en la carta escrita a Sus Majestades de Oriente, hace ya unos cuantos días. Saludó a Melchor, a Gaspar y a Baltasar. A su lado, el pequeño Adriel Moreno destacaba que todo estaba saliendo "perfecto". Estos dos niños formaron parte de un mar de personas que se acercó al entorno del pantalán número 10 de la ría para ver los primeros pasos de los Reyes Magos en la ciudad.

Un griterío inundó el paseo en cuanto Sus Majestades pusieron pie en tierra. La concejala de Festejos, Ana Hevia, fue a recibirles al pantalán y, mientras, desde la avenida de Conde de Guadalhorce, todos saludaban, pequeños y mayores, jóvenes y no tan jóvenes.

Melchor fue el primero en dirigirse a los niños que hoy abrirán sus regalos con la mayor de sus sonrisas, la que provoca la ilusión. Y todo mientras sonaban villancicos a la gaita de la mano del grupo "Urriellu", que también participó después en la cabalgata. "Estamos un poco cansados del viaje, pero venimos a hacer realidad los sueños de los niños, y les traeremos todo o casi todo de lo que nos pidieron", señaló el rey Melchor. Gaspar le tomó el testigo y al micrófono expresó en plena zona portuaria que la comitiva real está contenta un año más en su vuelta a Avilés. "Sabemos que los niños se portan bien", señaló Gaspar. Baltasar fue más breve en su intervención y reconocer que el viaje hasta Avilés en lancha no es nuevo, dejó claro que los Reyes Magos están más "acostumbrados a venir en camello". Por eso, indicó después que "estaban un poco mareados" de recorrer millas y millas náuticas para llegar al pantalán número 10 del puerto deportivo.

Los niños estaban encantados y emocionados mientras el "showman" Toño Camaño animaba la llegada de los Reyes Magos al puerto. "¡Hola fondo norte! ¡Hola fondo sur!", coreaba para dirigirse a ambos lados del acceso por el que Sus Majestades accedieron a la avenida Conde de Guadalhorce.

Los niños querían tocar a los Reyes, estrecharles la mano e incluso darles un beso. Melchor, Gaspar y Baltasar son los encargados de llevarles la ilusión a sus casas cada 6 de enero y los pequeños saben corresponder con sonrisas y algún que otro lloro de emoción. Olaya Fresno y Aroa Neira están en primera fila. Acababan de ver a los Reyes Magos. La primera les pidió un Nenuco nadador y la segunda, un ala de sirena. "Todo está muy bien", dicen sin perderse detalle de cada uno de los movimientos de los Magos.

"¡Baltasaarrr!", gritaban Miguel Pérez y Mario Martínez. Y Baltasar se dirigió a ellos, les saludo y les hizo temblar de una ilusión infantil que dura menos tiempo del que debiera, una mezcla de sentimientos difícil de explicar. "Qué ganas tenía de ver a los Reyes", concluyó María Rodríguez cuando la llegada al puerto finalizó en medio de un alud de fotografías de móvil.