Los conductores usuarios de la variante de Avilés, la carretera que discurre entre la autopista "Y" y Vegarrozadas (Castrillón), deben acostumbrarse a ir un poco más despacio que hasta la fecha como consecuencia de la implantación de la normativa que fija una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora en todas las vías interurbanas convencionales.

Motivos de seguridad al margen, la importancia de adaptar la velocidad a ese nuevo límite tras años de circulación autorizada a 100 kilómetros por hora -y anteriormente incluso a 120 kilómetros por hora- radica en la existencia de dos estaciones fijas de radar que se activan al paso de los coches a más velocidad de la permitida y los fotografían para posteriormente tramitar las multas correspondientes.

Uno de esos aparatos enfoca a los coches que circulan hacia Vegarrozadas a la altura del hospital San Agustín y el otro hace lo propio con los vehículos que van hacia la autopista un kilómetro después de pasar la salida de Buenavista. Del mismo modo que ahora queda prohibido circular a más de 90 kilómetros por hora en la variante, tampoco se puede adelantar en todo su trazado.