Las legumbres, la carne y los pescados en salazón y los panes ácimos eran parte esencial de la bodega de los barcos en el siglo XVI. Era lo que comían, entre otros, los tripulantes que acompañaron a Pedro Menéndez de Avilés en su periplo hasta tierras americanas, cuando la conquista de La Florida. Ahora, la Cofradía del Colesterol Bueno HDL se ha propuesto hacer su particular homenaje gastronómico al Adelantado, con motivo de su 500.º aniversario. Para el próximo 15 de febrero, fecha de su nacimiento, ha organizado el "Menú del Adelantado", que se servirá en 14 establecimientos hosteleros de la ciudad. La carta está compuesta por lentejas con tocino y chorizo, bacalao con pasas y piñones y bizcocho de limón.

Sabino González, presidente de la cofradía, encargó al exconcejal e historiador Román Antonio Álvarez que investigara acerca de la alimentación de la época mientras que el médico nutricionista Jesús Bernardo se encargó de hacer el menú. Álvarez recabó información de diferentes libros de la época, aunque fueron dos los pilares: "Pedro Menéndez y la conquista de La Florida", de Gonzalo Solís de Merás, y "Conquista y colonización de La Florida por Pedro Menéndez de Avilés", de Eugenio Ruidiaz y Caravia.

"Se recoge qué era lo que cargaban en los barcos y qué comían en las travesías. Cocinaban en fuegos a bordo y tenían, sobre todo, legumbres, animales vivos (pollos, conejos...) y carne en salazón para que les durase más tiempo. La verdura y la fruta la tenían en los primeros días del viaje. También llevaban panes ácimos, aceite, vino y agua", explicó Álvarez. Con esos mimbres, el doctor Bernardo fue el encargado de diseñar el "menú del Adelantado". "Puede ser éste u otro porque había variedad de productos", añadió el exconcejal.

Bernardo reconoció que la empresa no era fácil: "Es complicado elaborar un menú del siglo XVI y hubo que investigar muchísimo", afirmó el médico. Finalmente, eligió una legumbre, las lentejas, a las que acompaña de chorizo y tocino, productos que también se llevaban en las despensas de las embarcaciones. El bacalao, por su parte, también era habitual ya que se conservaba mucho tiempo al estar en salazón. Respecto al postre, Jesús Bernardo explicó que lo que ahora se llama bizcocho, entonces eran "unas tortas duras" de harina de trigo y sin levadura que duraban mucho tiempo. "El problema era que se llenaban de insectos. En uno de los viajes, tenían un saco de tortas y se cayó al mar. Lo dejaron secar y descubrieron que, como tenían sal, los bichos no se los comían. Así que desde entonces empezaron a echar sal también a las tortas", comentó.

La idea de la cofradía del Colesterol es que esta iniciativa gastronómica se mantenga en el tiempo cada 15 de febrero y que no solo se haga este año, coincidiendo con el aniversario. Al acto de presentación acudió también la alcaldesa, Mariví Monteserín, que valoró el trabajo que se está haciendo para el programa de actos conmemorativos y la participación de entidades y asociaciones.