Los pacientes de Traumatología del Hospital Universitario San Agustín despidieron 2018 con ochenta días de demora media prospectiva (tiempo en días naturales que tardarían en ser atendidos los pacientes pendientes al ritmo de trabajo medio del año anterior). El número de enfermos que esperaba por una llamada del médico en diciembre era de 2.654, y muchos estaban sin cita con el traumatólogo. Esto responde al cambio de funcionamiento del servicio: ahora Traumatología da cita en función de la gravedad de cada paciente y son los mismos médicos los que, un vez estudiado cada caso, fijan la fecha de la consulta.
Tanto la lista de espera como los puzles que realiza la dirección del San Agustín para evitar el colapso del servicio guardan relación con dos problemas que comparten todos los centros sanitarios públicos del país: la falta de especialistas para cubrir las plazas vacantes fruto de jubilaciones más el envejecimiento de la población y, por extensión, la demanda cada vez mayor de servicios sanitarios que se aprecia sobremanera en áreas como Traumatología u Oftalmología.
En Avilés, concretamente, hay cuatro especialidades donde la inestabilidad de personal condiciona los resultados: "En Dermatología, por ejemplo, tenemos tres especialistas autorizados y en el último año y medio hemos tenido varios meses solo con uno". Cardiología no se queda atrás: "Hemos contratado a un cardiólogo a tiempo parcial pero no llegamos a la cifra objetivo que nos gustaría. En Traumatología hemos estado también hasta con cuatro profesionales menos. Todo esto repercute en las consultas", confesó días atrás el gerente, Enrique González. La jubilación de parte del personal y la falta de recambio generacional tienen pues en jaque al área, que acusa la falta de profesionales.
Una de las fórmulas adoptadas en Avilés para recortar las listas de espera, y Traumatología ya tiene actividad extraordinaria. Aún así es insuficiente. De ahí el cambio de funcionamiento del servicio, como avanzó este diario. Los traumatólogos del San Agustín priorizan ahora la atención de los pacientes de acuerdo a la gravedad de sus patologías. Esta novedosa iniciativa -si obtiene los resultados esperados se trasladará a otros servicios sanitarios- da prevalencia al especialista, que ahora llama directamente al enfermo siguiendo criterios clínicos.
Asimismo, si el paciente requiere alguna prueba diagnóstica complementaria (una radiografía o una resonancia, por ejemplo) se agiliza lo máximo posible para que una vez en la consulta el médico especialista ya tenga en su mano toda la información necesaria para tratar correctamente la dolencia. "Así evitaremos que el paciente que venga a consulta tenga que esperar por una prueba y volver días después", explicó días atrás González.
