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IZIDRO MONTEIRO CAMALA | EXPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE AFRICANOS EN ASTURIAS

Africano de corazón, avilesino de convicción

Este defensor del colectivo "sin papeles" ejemplifica lo que debería ser habitual: la integración exitosa de los emigrantes

Izidro Monteiro. MARÍA FUENTES

Izidro Monteiro Camala (Guinea Bissau, 1968) lleva más de una década en Avilés; es un hombre tranquilo y sonriente, además de un gran conversador. En el tiempo que lleva afincado en España se ha convertido, sin pretenderlo, en uno de los africanos más conocidos y queridos de la ciudad. Cuando Izidro Monteiro choca la mano desprende cariño y sus ojos reflejan el carácter de un continente que lucha por salir adelante. "Soy viejo, aunque no lo aparento", suele decir.

Monteiro fue durante diez años el presidente de la asociación de Africanos del Principado de Asturias y ahora, tras la última renovación de la junta directiva, sigue en el equipo pero en labores de secretario. Acude regularmente a las reuniones de Participación Ciudadana y expone las demandas de su colectivo, cada vez más numeroso, que se centran en más respeto hacia el continente vecino y en la petición de facilidades para que los africanos que carecen de ellos consigan "papeles" y puedan vivir sin temor a ser deportados.

La vida de Izidro Monteiro no fue fácil. Cuando era un niño vivió una guerra colonial; su país quería independizarse de Portugal. Corrían los años setenta del siglo XX y por aquel entonces, los países del continente negro querían acabar con siglos de colonización, ya fuera inglesa, francesa, portuguesa o española. "Iba a la escuela y suspendían las clases; estábamos en guerra y así hasta que se logró la independencia entre 1974 y 1975", apunta Monteiro. Llegó la independencia de Guinea Bissau y pocos años después el país pasó a ser una dictadura. Y de nuevo otro conflicto, este para separar Guinea Bissau de las islas de Cabo Verde, que antes pertenecían al mismo Estado.

"Recuerdo que lo pasamos mal, nos obligaron a recogernos todos en casa", apunta. Pronto comenzaron a sonar campanas de democracia tras años de gobierno arbitrario y represor. Como consecuencia de los conflictos bélicos, la generación de Monteiro tuvo serias dificultades para formarse. El hoy avilesino, por suerte, pudo estudiar Administración Pública y años después, trabajar en el Ministerio de Educación en Bissau, la capital del país tropical.

En los años noventa, Monteiro Camala viajó a Portugal, a Lisboa, concretamente. Fue a visitar a familiares y a labrarse un futuro. Tras dos semanas en la capital lusa, se trasladó al sur para trabajar en la construcción en el Algarve. Estaba en Europa, pero África no se le iba de la cabeza. Tampoco ahora. Hizo cursos de cocina, trabajó en la construcción y fue también segundo entrenador de un equipo de fútbol de Faro, la capital del Algarve. Años atrás también había entrenado al Armagen do Povo, en Bissau, con el que casi gana el campeonato juvenil del país.

La crisis económica de la pasada década estalló con la crudeza conocida. Izidro Monteiro llegó a España para trabajar, de nuevo en la construcción. Su primer destino fue Cantabria, donde pasó tres o cuatro meses. Después llegó a Avilés, con la misma empresa, para construir unos pisos entre Villalegre y La Luz. Y se quedó. Empezó a vivir en Bustiello. Trabajó también en Gijón y le tocó sumarse después a las listas del paro. Fue entonces cuando se formó en ayuda a domicilio y comprobó que no se le caen los anillos en ningún trabajo. En su etapa de desempleo, comenzó a pensar en cómo ayudar a los africanos sin papeles porque veía cómo la Policía perseguía a otras personas del continente negro. Eso no le gustaba y junto a otros empezó a sentar las bases de la asociación que hoy dirige Mamadou Seck. "Empezamos con modestia, conseguimos recursos para el grupo local de emigración y pisos para los sin papeles; yo no lo necesitaba, pero teníamos que ayudar a otros africanos en su integración en Asturias, y siempre con respeto", explica Monteiro, que tiene claro que su colectivo "nunca olvida sus orígenes" por el simple hecho que todos los miembros tienen familiares todavía en África y hay que echarles una mano para salir adelante. Ahora, como secretario de Africanos Asociados, tiene como objetivo más próximo que una figura influyente del continente negro visite su ciudad de adopción. Ha pensado en la expresidenta de Liberia, Ellen Johnson.

Izidro Monteiro vive en Avilés pero añora su país y su continente. Salió de allí en los años noventa y no volvió hasta 23 años después. Ahora visita Guinea Bissau con más asiduidad y observa que el país avanza, lentamente, pero da pasos adelante. El expresidente de Africanos Asociados busca trabajo y currículum no le falta. "Trabajo en ayuda a domicilio cuando me sale algo", señala el hombre que junto a otros africanos montó una empresa de albañilería el pasado verano. Habla portugués, criol y español y tiene una gran vitalidad. Monteiro se siente asturiano y asegura que no ha percibido racismo, salvo casos aislados. Está contento en Avilés con su familia, aunque el corazón le late al ritmo que marca su África natal, un continente con cuya lucha de liberación se siente identificado.

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