El secreto de un buen pote está, además de en la calidad de los ingredientes, en el tiempo de cocción. "Muy despacio y a fuego lento" es, según Jorge Álvarez, cocinero de un restaurante en la calle La Muralla, la principal baza del plato estrella del menú de antroxu que ayer y hoy sirven doce restaurantes de Avilés.

"Venimos expresamente a comer el pote", señalaba ayer el matrimonio formado por Margot Rodríguez Fernández e Inocencia Cuesta González. Ambos, junto a la pequeña Dafne Sánchez Cuesta, degustaban el tradicional guiso asturiano. "Está riquísimo", manifestaba la chica, sentada a la mesa del local, donde ayer sirvieron casi medio centenar de raciones de pote. "Lo hacemos el día antes para que repose, está mucho mejor", comentaba Jorge Álvarez.

Para abrir boca, los clientes que ayer se acercaron a este establecimiento comenzaron la comida con un torto de maíz con picadillo. Otros restaurantes sirvieron entremeses, caso de uno de la calle Emile Robin. Y todos endulzaron a los comensales con frixuelos y casadielles, postres que forman parte del recetario dulce de la región.

Los seguidores de la cocina asturiana y de cuchara compartieron mesa y mantel con quienes optaron por elaboraciones más ligeras. "Prefiero algo más suave para comer porque tengo por delante una jornada intensa de trabajo y el pote no me ayuda mucho a hacer la digestión", comentaba Almudena Sánchez, a la puerta de otro de los establecimientos que se ha sumado a las jornadas gastronómicas.

Por su parte, los amantes de los productos del cerdo no pusieron reparos ante el menú del carnaval. "Nos gusta comer y somos unos asiduos de esta casa", indicaban ayer José Antonio Guardado Isturiz y Pantaleón Fernández Cuesta, en la recta final de la comida y ante un plato con los últimos bocados de un frixuelo y una casadiella. Ambos calificaron con nota alta el menú a punto de concluir así como el vino que les acompañó.

A pocos metros de la mesa ocupada por estos clientes, en la cocina del local de la calle Emile Robin se preparaban fuentes de entremeses y se servían las cazuelas con el pote elaborado por la cocinera María Dolores Filgueira Rodríguez. Mientras tanto, su hijo atendía a los clientes, escanciaba sidra y resaltaba la cada vez mayor acogida que tiene el menú del Antroxu.