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Ratonchi y la aventura del buen desayuno (y II)

Actividad de lectura de cuentos infantiles publicados en LA NUEVA ESPAÑA de Avilés en el colegio Sabugo.

Después de desayunar, Ratonchi procede al cuidado de sus dientes, lo hace con mucho esmero, por eso siempre tiene sus dientes tan relucientes y sanos: los cepilla tres veces al día, como mínimo durante dos minutos. Después usa hilo dental, le encanta porque dice que le hace cosquillitas en los dientes. Además Ratonchi sabe que no se puede abusar de los dulces y acude al dentista cada 6 meses para sus revisiones dentales. No como la bruja Picotera que en su vida ha ido al dentista ni se ha cepillado los dientes. Así es que solo le quedan dos, el resto le han caído y su boca huele peor que una montaña de cucho.

Picotera descubrió que la energía de Ratonchi se debía a su desayuno, así que se le ocurrió algo muy malvado: intentaría dejarlo sin fuerzas y así sería mucho más difícil que este ratoncito conocido como "El guardián de los niños" pudiese rescatar a los niños y niñas cuando ella los capturase para echarlos de la ciudad.

Así que la terrible bruja, comenzó a tramar su plan... Esa noche se hizo invisible, entró en casa de Ratonchi y se llevó todos los alimentos del desayuno. De este modo el ratoncito no podría desayunar y pasaría la mañana sin energía ni fuerza para poder oponerse a la bruja.

En la mañana, cuando todos se despertaron, la familia entera acudió como cada día a sentarse en la mesa para tomar tranquilamente el desayuno, pero de pronto se dieron cuenta de que... ¡el desayuno había desaparecido! ¿Cómo podía ser posible? Y sobre todo ¿Qué harían ahora? ¡Todos estaban muy asustados! No tenían leche, ni pan, ni aceite de oliva ni siquiera naranjas para hacer zumo y por supuesto ni una miga de queso. ¡Qué desastre! Ratonchi se puso nervioso, porque además ese día tenía cita con el dentista para hacerse una buena revisión y por nada del mundo quería llegar tarde.

No entendían absolutamente nada de lo que ocurría, hasta que de pronto Ratonchi vio algo en el suelo, lo olfateo y lo cogió con sus manitas. Era nada más y nada menos que ¡un pelo de escoba! Y además ¡olía a cucho! Ya sabía de quién era obra la desaparición de su desayuno... sabía que quien estaba detrás de todo esto era ¡la bruja Picotera!

Nuestro amigo comprendió su plan, ya que esta bruja no era que quisiese los alimentos para desayunar, pues ella no cuida en absoluto su alimentación y ni siquiera cuida su desayuno ni los alimentos que come, así tiene el colesterol por las nubes... Ratonchi sabía que había hecho desaparecer su desayuno para hacerle el mal y tramar fechorías contra todos los niños y niñas. Por suerte tenemos al ratoncito más valiente y audaz del mundo y jamás dejaría que ninguna bruja molestase a los pequeños. Así que nuestro amigo pensó un plan.

Ratonchi y su familia fueron a una cafetería cercana a la Plaza de España, muy cerca de su casita. En esta cafetería siempre dejan en la entrada un mantel pequeñito con un cuenco de leche y más alimentos por si acaso llega Ratonchi y le apetece desayunar. Al lado del mantel hay un cartelito que pone: "Sr. Ratonchi"

Así que nuestro amigo y su familia tomaron muy gustosos el desayuno en un rincón de la cafetería donde nadie pudiera verlos. A la media hora se habían marchado sin ser visto y la camarera que atendía en ese momento, se dio cuenta que sobre el mantel solo quedaba una miga de pan, con lo que sonrió enormemente al saber que Ratonchi había visitado su cafetería. El ratoncito se dirigió contento y feliz a su cita con el dentista. Se lo pasó muy bien y además le regalaron un cepillo de dientes nuevo con un ratoncito dibujado. Al salir, vio como una sombra revoloteaba en el cielo a su paso, alzó la vista y efectivamente era la Bruja Picotera sobrevolando los cielos con su escoba mientras tramaba más fechorías. La Bruja lo miró con cara de espanto. Los dientes de Ratonchi estaban perfectamente limados, brillantes y muy pero que muy relucientes, tanto que el sol se reflejó en ellos y deslumbró por completo a Picotera, cegándola por unos instantes y haciendo que perdiese el control de su escoba y acabase estampada contra un árbol, cayendo y rebotando con su enorme trasero en el suelo.

Picotera, muy enfadada, soltó un montón de improperios contra Ratonchi, cogió de nuevo su escoba y huyó a toda velocidad surcando los cielos avilesinos.

Nuestro amigo corrió a enseñar sus deslumbrantes dientes a toda su familia y comprendió que un buen desayuno y un buen cuidado bucodental son grandes aliados en cualquier aventura.

Ahora os toca a vosotros. No olvidéis tomar cada día un buen desayuno saludable, cuidar vuestros dientes y pasear por las calles tratando de encontrar a nuestro querido Ratonchi.

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