El agente de viajes acusado en el "Caso Niemeyer", José María Vigil, reconoció ayer ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial que había un "desbarajuste contable" con las facturas del centro cultural avilesino, que la deuda con la empresa se disparó y que "reclamaba facturas cada dos días a Natalio" Grueso, exdirector de la Fundación del Niemeyer y principal acusado. En la vista, trascendió que la empresa, Viajes El Cortes Inglés, llegó a bloquear la cuenta del Niemeyer. Vigil explicó que, pese a esto, facilitó servicios para el centro "sin autorización de la central", pero con conocimiento de sus superiores en Asturias.

La Fiscalía pide para José María Vigil ocho años de cárcel como presunto autor de un delito de estafa y cooperador de otro continuado de malversación, ambos en relación con delitos continuados de falsedad documental. El acusado, que ayer respondió a preguntas del fiscal Alejandro Cabaleiro y al abogado que representa a los actuales gestores del Niemeyer, Alejandro Riera, negó tajantemente haber alterado facturas (ni haber recibido instrucciones para hacerlo) o realizado cargos indebidos ("Todas las facturas son de servicios reales prestados", aseveró). Y atribuyó a errores que no se explica que facturas de viajes privados suyos (por ejemplo, unos vuelos a Londres relacionados con el Gran Premio de Fórmula 1 de Silverstone) acabasen entre las de la entidad que dirigía Grueso. "Fue un error. Se contabilizó de manera incorrecta. No tiene explicación", aseveró.

La empresa abrió la cuenta del Niemeyer en los últimos meses de 2006 y al año siguiente ya hubo problemas con las facturas. Vigil dijo que a finales de 2007, la mujer que realizaba servicios de contabilidad para el Niemeyer "no había hecho bien su trabajo", que él tuvo que hacer un resumen con todos los movimientos y que ella le pidió que pusiera como concepto "servicios prestados". En 2008 continuó el lío con los documentos y se realizaron agrupaciones de facturas por gastos pendientes, "todas sobre servicios reales", incidió el acusado.

Vigil aseveró que su empresa mostró desde el principio "mucho interés en la cuenta de la Fundación del Centro Niemeyer": "Había mucha relación, el presidente (del Corte Inglés) era asturiano, tenía mucha relación con Graciano (García, exdirector de la Fundación Príncipe de Asturias), no se le exigían los mismos plazos de cobro que a una empresa (S. L.)". Pero la deuda por servicios prestados y no pagados se fue disparando. Para entonces, ya "reclamaba facturas cada dos días a Natalio". La respuesta: "No tengo dinero". "Natalio sabía que debía mucho", aseveró. Hasta tal punto de que Viajes El Corte Inglés acabó bloqueando (de forma automática) la cuenta al alcanzarse el límite de riesgo mensual que se establece para las cuentas de empresa. Pero Vigil, siempre según su relato, continuó prestando los servicios que le encargaban los entonces gestores del Niemeyer. "Sabe (Grueso) que debe mucho dinero y que le estoy facilitando servicios sin autorización de la central cuando no debería porque he gastado todo el consumo que tenía autorizado. Sabe que debe mucho dinero, esa es la base de todo", afirmó. ¿Y por qué lo hizo? Argumentó que uno de sus superiores en Asturias trasladó en una reunión en agosto de 2011 a Grueso y el también acusado José Luis Rebollo, que entonces ya había asumido las cuentas: "Mientras yo esté de jefe de área aquí, se os van a seguir facilitando servicios".