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MARIANO REVUELTA | Capitán de la Guardia Civil de Avilés, pasa a la reserva en enero de 2020

"Hoy en día quedan cuatro estafas como la de la estampita, el 60% se cometen en la red"

"La Guardia Civil no puede estar en todas las esquinas, por eso la colaboración de los ciudadanos es necesaria"

Mariano Revuelta, en su despacho del acuartelamiento de Bustiello. RICARDO SOLÍS

El capitán de la Guardia Civil de Avilés, Mariano Revuelta (Piedras Blancas, 1959), pasará a la reserva el próximo 31 de enero. Hoy vivirá por última vez en activo los actos de celebración de la patrona de la Benemérita, la Virgen del Pilar, que se festeja con una misa en la iglesia de Santa Bárbara de Llaranes (12.00 horas), tras la que se llevará a cabo un acto de imposición de medallas del Instituto Armado en el acuartelamiento de Bustiello. Sentado en la mesa de su despacho, junto a su tricornio, el que compró hace 34 años cuando hizo el curso de cabo, repasa su trayectoria en la comarca.

- ¿Cómo afronta su última celebración del Pilar en activo?

-Como si fuera el primer día. Con la ilusión de organizar los actos y de recibir a todos los invitados. Para mí es un gusto que compartan este día con nosotros.

- A su llegada como capitán, en 2014, dijo que quería abrir el acuartelamiento a los ciudadanos y fomentar la participación y colaboración. ¿Lo ha conseguido?

-Considero que sí. Recibimos mucha ayuda de la ciudadanía, más allá de que vengan a presentar denuncias. La gente nos avisa de movimientos extraños de individuos, de presencia de vehículos sospechosos... Nosotros no podemos estar en todas las esquinas y, por ello, esa colaboración es necesaria. No hace falta que vengan hasta el acuartelamiento, con una llamada es suficiente. A partir de ahí, nosotros ya podemos desplazarnos o avisar a la Policía Local para que se movilicen y, si es algo grave, acudir posteriormente también en su ayuda.

- En la celebración de los Ángeles Custodios, el comisario jefe de Avilés, Gregorio Valverde, destacó la importancia de la colaboración entre cuerpos y le tendió la mano para ayudarse en todo lo que fuese necesario. ¿Hay buena relación con la Policía Nacional y la Local?

-Perfecta. Desde mi llegada, tanto con Agapito Pérez como posteriormente con José María Esteban y ahora con Gregorio Valverde, la colaboración es perfecta y muy estrecha. Un ejemplo de ello es el accidente del autocar que se estrelló a la salida de Avilés. En diez minutos se habían presentado allí la Cruz Roja, Guardia Civil de Tráfico, Guardia Cvil Rural, la Policía Nacional y la Policía Local. Eso quiere decir que la colaboración entre todos los organismos es muy buena. Una de las cosas que no he hecho mal es intentar mantener relaciones con el resto de instituciones y con la gente. En días como el Pilar se ve el aprecio que nos tienen.

- ¿Cree que la percepción que tiene la gente de la Benemérita ha mejorado?

-Antes, la Guardia Civil era un poco más cerrada. Estábamos más separados de la sociedad. Ahora, en parte también por vivir fuera de los cuarteles, somos uno más en la sociedad. Eso, y que creo que hay aprecio por nuestro trabajo: cuando nos llaman, siempre acudimos lo antes posible.

- Llegó como capitán a Avilés en 2014, pero previamente ya había estado destinado en Bustiello, en 1992. ¿Se lo encontró todo muy cambiado?

-Llegué a Avilés como sargento, tras ascender en Navarra. Luego ascendí a teniente y me fui a Orense, pasé por Gijón y ya regresé a Avilés. En todo ese tiempo todo cambió mucho. Desde que antes utilizábamos el tricornio a diario y ahora tenemos ropa técnica hasta que disponemos de mejores ordenadores y sistemas de comunicación, pasando por que tenemos dos días de descanso semanales, festivos, nocturnos... A nivel laboral estamos como los funcionarios, cuando antes teníamos un régimen especial.

- ¿Y en cuanto a medios personales?

-La Guardia Civil, como todo organismo oficial, ha padecido la crisis. Hubo una época en la que sólo se reponía el diez por ciento de las vacantes y tuvimos una merma importante de personal, mientras el trabajo sigue siendo el mismo. Eso, como en cualquier empleo, ha hecho que tengamos que trabajar más. Aunque el trabajo de los agentes siempre es excelente, no podemos estar en todas partes, pero intentamos estar lo más rápido posible donde nos necesiten con más o menos efectivos.

- También ha cambiado el tipo de delitos.

-Ahora los delitos en la red tienen mucha presencia. Aproximadamente, suponen el 60 por ciento del total. Hoy en día todo se mueve a través de la red. Las denuncias de unas vacaciones que se reservan a través de internet o un problema con una compra online acaban teniendo esta consideración. De las estafas tradicionales quedan cuatro: las del revisor del gas y la estampita, que a veces repuntan, pero que ya sólo le hacen a gente mayor. Lo que la gente tiene que tener muy clara es una cosa: hay que tener cuidado, nadie puede esperar comprar un Ferrari por 1.000 euros.

- ¿Suelen resolverse?

-Es complicado porque en la mayoría de los casos el delincuente está en otros países que ni siquiera son de la Unión Europea y eso lo dificulta todo. Lo que sí podemos garantizar es que se investigan absolutamente todos.

- ¿Cómo evoluciona el resto de la criminalidad?

-En el último año hemos tenido un ligero repunte en casos de malos tratos. Afortunadamente, estamos en continua colaboración con el Juzgado de Violencia sobre la mujer y con la Policía y considero que lo estamos gestionando bien. Por contra, otros, como la sustracción de vehículos que habían aumentado en ejercicios anteriores, se han reducido.

- Cuando regresó a Avilés como capitán, dijo que su predecesor, Manuel Pérez Santiago, había realizado una gran labor. ¿Qué destacaría de la suya al frente del acuartelamiento de Bustiello?

-Una de las cosas de las que me siento más orgulloso es haber conseguido buenas relaciones con todas las instituciones y minimizar los problemas en las grandes fiestas. Hay que tener en cuenta que desde aquí llevamos Avilés, Candamo, Soto del Barco, Castrillón, Gozón, Llanera, Corvera e Illas; además del Puerto, el Aeropuerto y el centro penitenciario. Toda esta población, ya grande de por sí, se multiplica en algunas localidades como Salinas o Luanco durante el verano.

- ¿Cómo han controlado las grandes aglomeraciones?

-En Los Exconxuraos de Llanera, por ejemplo, conseguimos que el Ayuntamiento trasladase la celebración del interior del recinto ferial al exterior, por ser un lugar sin muros y ya mucho más seguro. En el Carnaval de Luanco habíamos detectado problemas en la zona de botellón y en la estación de autobuses y convencimos al Ayuntamiento para que se incrementasen las medidas de seguridad. Son pequeños detalles que hacen que aumente la seguridad considerablemente.

- ¿Los alcaldes se dejan aconsejar?

-Sí, estoy muy contento con los que tengo.

- ¿Qué se le ha quedado en el tintero en estos cinco años?

-Quizás darle una lavado de cara más a fondo a los cuarteles, aunque eso es algo que no depende de mí, sino de presupuestos. Imagino que con el tiempo se conseguirá si logramos salir de la crisis.

- ¿Ya ha pensado a qué se dedicará cuando pase a la reserva?

-Quisiera seguir unido a la Guardia Civil. Hay una serie de vacantes para la reserva. Me gustaría hacer de capitán ayudante, apoyando al Teniente Coronel de Gijón o en Oviedo. Tras tanta actividad se me hace difícil parar de repente.

- Cuando echa la vista atrás para repasar su carrera, ¿con qué se queda?

-Siempre te acuerdas de lo bueno. Lo malo ya pasó. La peor época me tocó entre 1984 y 1986, que estuve destinado en el País Vasco en un momento complicado. Por lo demás, he cumplido mis objetivos: quería ser capitán y lo logré.

- ¿Siempre lo tuvo claro?

-Sí, porque cuando yo entré en el Cuerpo, los guardias estábamos todo el día con el uniforme puesto. Entonces, veías al capitán y decías: "Yo también quiero serlo". Pero ahora, el capitán es el que más pringa (ríe).

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