Con la misma discreción que vivió ha muerto José Ramón Cueva Álvarez, que contaba 90 años y deja viuda, Mercedes Balueño, y dos hijos, Juan Fernando e Ignacio. La noticia del fallecimiento de este vecino de Salinas sumió a la localidad en duelo porque el finado, aparte de muy conocido, se había sabido granjear en vida la simpatía cuando no el cariño de sus vecinos. El funeral por su eterno descanso se celebró ayer en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

Hombre prudente y de palabras casi siempre certeras, el desempeño profesional de José Ramón Cueva Álvarez tuvo como trampolín fundamental Asturiana de Zinc, empresa en la que llegó a ocupar el cargo de director del servicio jurídico. Abogado de profesión, ejerció en leyes, pero su verdadera pasión era la cultura. Prueba de ello es que en tiempos jóvenes -corría la década de los años cincuenta del pasado siglo- Cueva Álvarez dirigió el ateneo de la calle Jovellanos, lo que podría asociarse al embrión de lo que acabó siendo, con la Transición, la Casa de Cultura de Avilés. De su mano pasaron por Avilés desde Dámaso Alonso a Miguel Delibes, entre otras significadas personas de la cultura española del momento. Ya jubilado, José Ramón Cueva escribió artículos durante varios años que vieron la luz en las páginas de este periódico.