Los alumnos y profesores del colegio público Poeta Juan Ochoa del barrio de La Luz comenzaron ayer la jornada dando muestra de que conocen a la perfección el protocolo de actuación en caso de emergencia: un incendio desatado por causas que aún se investigan en un aula utilizada como almacén de pupitres y sillas hizo saltar la alarma entre los estudiantes, que llevaban apenas veinte minutos en clase cuando comenzaron a oler a chamusquina. Pronto sonó la sirena que les hizo ponerse en pie, y en orden, siempre pegados a la barandilla, caminar hasta el punto de encuentro dibujado en el patio del centro. "Su actuación fue brillante", manifestó la directora del centro, Dolores del Campo, a la que el fuego pilló con un examen recién empezado. En total se desalojaron por precaución a unos ochenta alumnos de quinto y sexto de Primaria por precaución. Gracias a la rápida actuación de los maestros y los chavales no hubo que lamentar heridos en el colegio de la plaza Legazpi.

El fuego, entre tanto, calcinó una de las aulas que se utilizaba a modo de almacén, ubicada en un primer piso y que "tenía los cristales rotos". El fuego quemó casi la totalidad de los enseres. El centro de coordinación de emergencias del 112 Asturias recibió el aviso a las 9.22 horas. Del Campo fue la encargada de llamar a los profesionales, y al mismo tiempo advirtió de que había activado el protocolo para desalojar a los críos al patio. El SEPA movilizó entonces a bomberos de los parques de Avilés y Pravia que se trasladaron al colegio Poeta Juan Ochoa con una autobomba urbana y una autoescalera.

El incendio se dio por controlado a los quince minutos de trabajo de los bomberos. "Lo que más trabajo nos ha dado ha sido ventilar el centro porque son muchas aulas", explicó el jefe de la zona centro de los bomberos, Francisco Barreñada. "Los chavales actuaron de forma impecable gracias a los simulacros que realizamos de vez en cuando", elogió la directora, que dedicó algo más de tiempo que tranquilizar a las familias que a los estudiantes.