La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

AMANDA ÁLVAREZ | DIRECTORA DEL IES CARREÑO DE MIRANDA, SE JUBILA ESTE MES

"La revolución en las aulas va a llegar gracias al confinamiento"

"En este país es un poco absurdo que los partidos políticos no se pongan de acuerdo en una ley de educación"

Isabel Amanda Álvarez, en un aula del Carreño Miranda. RICARDO SOLÍS

Isabel Amanda Álvarez Alonso ha dejado de ser la directora de IES Carreño Miranda este día 1 pasado: se ha jubilado porque, aunque tiene 62 años, ya ha cumplido de sobra los años de servicio al haberse dedicado a la enseñanza 39 de ellos. Dice que ahora lo que le queda es disfrutar del tiempo que no ha tenido durante estos últimos años. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA sentada a la mesa de reuniones de su antiguo despacho, que a través de unos grandes ventanales se asoma a la calle Valdés Salas. Su sustituta es Natalia Menéndez, que anda de acá para allá por los despachos de dirección de un histórico centro que forma a ochocientos adolescentes.

- ¿Cómo ve los 39 años que han pasado?

-Una no piensa que el tiempo pasa por ella hasta que ve las fotos. "¡Dios mío, qué joven era!". Te ves ahora y calculas la edad que tenías y te das cuenta de que entonces tenía todo el mundo por delante. Fui quemando etapas y, de repente, te encuentras ya con los 62 años que tengo.

- ¿Las Matemáticas siempre fueron su vocación?

-Siempre me gustó la Historia, la Arqueología? Hice Matemáticas porque mi padre también era profesor de Matemáticas. Bueno, y siempre me resultaron muy fáciles. Decidí estudiar Matemáticas como hubiera podido estudiar Química o cualquier otra cosa: Historia, por ejemplo. En mi casa la impresión era que hacer algo de Ciencias parecía mejor.

- ¿Qué ha sido lo mejor de estos 39 años?

-Los alumnos y los compañeros, evidentemente. Todos los alumnos que tuve todos estos años. De unos te acuerdas del nombre, de otros no te acuerdas, pero los estás viendo. Esa vivencia de la clase porque llegas a clase y te olvidas de todo. Puedes ser directora, jefa de estudios o profe normal: llegas y te olvidas porque es una hora muy intensa, en la que estás actuando, estás explicando, estás contando, estás ayudando. La hora de clase requiere tu atención plena y por eso cada una de ellas es tan intensa.

- Usted hizo las prácticas aquí, en el Carreño.

-Sí.

- Cuando estaba estudiando.

-No, cuando aprobé las oposiciones. Estudié en Santiago: no había Matemáticas en Asturias. Terminé en 1981. Trabajé cuatro años en el San Fernando, hasta el 85. Y en el 85 y 86 estuve interina, aprobé las oposiciones e hice entonces las prácticas como funcionaria en prácticas aquí, en el Carreño.

- ¿Cómo fue ese primer día de clase de todos?

-El primer día de cada curso siempre vas con nervios, aunque tengas muchas tablas. Siempre vas con nervios porque no sabes a quién te vas a encontrar. La diferencia del primer día de entonces con cualquiera de los de ahora es, quizás, que entonces tenía menos preocupación: la ignorancia es muy atrevida. Acabé en junio. Y en septiembre estaba trabajando. Y te dicen: tienes que dar clase de esto. De primero de BUP, que es lo que se daba entonces. Lo coges, lo preparas, te falta toda la experiencia de los años?

- La experiencia para enfrentarte a la clase.

-Sí, sí, sí. A gestionar una clase se aprende dando clase. Requiere mucha práctica, no se crea.

- Hace 39 años había pizarra y tizas. Y ahora hay tabletas.

-Y hay cañones y ordenadores en las aulas, pero yo creo que la revolución en las aulas va a llegar gracias a esta situación tan atípica que hemos vivido con el confinamiento. Es cierto que ahora hay más recursos en el aula que, no sé, cuando yo empecé. O a principios del siglo XX. Lo que pasa es que tampoco hay tanta diferencia: los niños aquí, allí el profesor. La revolución metodológica que nunca acababa de llegar lo ha hecho en tres meses y de golpe. Ahora tenemos que aprender teleenseñanza, aplicar nuevos recursos, cambiar los criterios para las evaluaciones. A lo mejor ahora lo que hay que trabajar es por competencias, si los contenidos que impartimos son relevantes en esta época. Lo que descubrimos en estos tres meses es que no se puede convertir sin más una enseñanza presencial en telemática. Estoy convencida de ella: lo que van a vivir mis compañeros es una revolución pedagógica. Se lo dije al claustro cuando me despedía: va a haber un antes y un después. Estamos ante un hito.

- Y la revolución ¿será buena o mala?

-Tendrá que ir a mejor.

- ¿El mejor sistema educativo es el anterior?

-Eso es el mito del nivel. Siempre hay quien te dice: "Cuando yo estudiaba había más nivel". Estoy convencida de que esto se repite durante todo el siglo XX. El mito del nivel: los alumnos de antes sabían más? Los alumnos saben lo que les enseñamos. ¿Cómo que saben menos?

- En todo este tiempo la educación se ha regido por leyes muy diversas.

-Sí. En este país es un poco absurdo que los partidos políticos no se pongan de acuerdo en una ley de educación. Que dejen de lado sus debates. El sistema educativo necesita una ley que perdure en el tiempo. No podemos estar cambiándola cada cuatro años. Que decidan lo que decidan, pero que lo mantengan.

Compartir el artículo

stats