Sea mejor o peor el resultado de la costera de bonito -la de este año se da por buena-, la flota del Cantábrico que dedica sus esfuerzos durante los meses de verano a la captura del atún blanco con métodos artesanales critica llegadas estas fechas la actividad de los barcos franceses e irlandeses que pescan con ayuda de redes de arrastre pelágico, especialmente las más grandes, llevadas por buques que navegan en pareja y que están asociadas con la captura indeseada de cetáceos, tortugas y otros mamíferos marinos.

Una flotilla de esos barcos franceses lleva días "peinando" las aguas al norte de Estaca de Bares alimentando el consiguiente malestar entre armadores y pescadores del Cantábrico, incluidos los asturianos. Los segundos, los que pescan bonito con artes selectivas y ambientalmente sostenibles, ya agotaron el 13 de agosto su cupo anual de capturas y observan como un año más el mar queda expedito para el uso de las redes pelágicas. La crítica al uso de estas artes tiene que ver con la gran cantidad de pescado que recogen en cada lance y con el hecho de que la mayoría de los bonitos muere en la red y acaba muy machacado, cuando no reventado. A eso se añade el alto índice de descartes (pesca de especies indeseadas) y la captura de animales de nulo valor comercial asociada a las redes pelágicas.