Zeluán es el último refugio natural de Avilés. O, dicho de otra forma, es el último bastión de vida de la ría. Hace ya 20 años se etiquetó este espacio como Monumento Natural por ser "el principal punto de la ría donde se conserva una vegetación de características naturales menos alteradas y uno de los tres principales refugios de aves acuáticas de Asturias". Ayer lo pudieron comprobar quienes participaron en una jornada divulgativa organizada por el grupo ornitológico Mavea con motivo del "Día de las aves".

Si bien el tiempo no acompañó -o esa era la sensación-, los valientes que se desplazaron hasta San Balandrán, como la familia de Marta Reneses, tuvieron la oportunidad de ver cormoranes o un zarapito trinador sin mayor esfuerzo. La experiencia fue del agrado de todos los "buscapájaros" que se citaron en la ensenada de Llodero. "Nos comentaron que, pese a la lluvia, era un buen momento para ver aves y decidimos venir", explicó Reneses mientras la pequeña Carolina Tejero, de 10 años, distinguía gracias a los prismáticos un martín pescador. "Lo reconocí por los colores, había visto una foto antes en el aula de la naturaleza", confesó. El aula de la naturaleza es una caseta instalada en San Balandrán donde los miembros de Mavea dan a conocer la riqueza de este espacio que siempre depara sorpresas. No en vano los de Mavea realizan un censo regular de aves. Cuentan además con un inventario de los hábitats y especies de interés que se pueden encontrar en el monumento natural.

De aves aprendió ayer también mucho Xune Berros, de 11 años, que se desplazó con su padre Ramón hasta Zeluán desde Villaviciosa, otro enclave privlegiado de la región para el refugio de aves. "Nos perdimos un poco para llegar hasta aquí, pero ya vimos un zarapito trinador", señaló, contento, el chaval.