El peluquero del barrio avilesino de El Pozón, Francisco Cuenca Martínez, que llegó a disparar con su pistola de perdigones a un vecino en 2018, aceptó ayer una pena de prisión de dos años y una orden de alejamiento de 150 metros y de comunicación con la víctima durante tres años. Esa condena fue posible tras un acuerdo entre la defensa y la acusación particular en la Audiencia Provincial. Cuenca Martínez reconoció los hechos en sede judicial. Su letrada pidió además que su cliente eludiera la prisión, extremo que no recibió objeciones ni de Fiscalía ni de la acusación particular. Una de las principales claves del acuerdo es que el condenado ya hizo frente al pago de la responsabilidad civil. La condena también incluye tres años de privación del derecho a la tenencia de armas de fuego y otros tres de libertad vigilada durante el tratamiento por adicción al alcohol.

Momentos antes del inicio de la vista oral en la sección segunda de la Audiencia, Cuenca manifestó su arrepentimiento: "No tengo nada contra él, ningún rencor, solo queda pasar página, lo de aquel día es agua pasada". La defensa y la acusación ya habían pactado la reducción de la pena y en los pasillos del juzgado, el peluquero de El Pozón, se dirigió directamente a la víctima: "Manolo, lo siento mucho". Manuel García Nieto no tuvo reparos en afirmar momentos después: "Le perdono pero cada uno por su lado, aquel día no estaba en sí y encima le calentaron".

Como consecuencia de los disparos que Cuenca asestó a García Nieto, este sufrió una herida penetrante en hemitórax izquierdo, que le produjo un neumotórax y una herida en región cervical, que curaron con tratamiento médico a los 76 días. Y todo comenzó por una discusión en un bar de la calle Santa Apolonia. Tras varios rifirrafes entre ambos, Cuenca invitó a García a salir a la calle mientras le insultaba. Ya en la calle, la víctima le plantó cara y el peluquero sacó una pistola de fogueo previamente manipulada para perdigones y, a poca distancia, le disparó en el pecho. García Nieto llegó incluso a quitarle el arma, pero ya había sufrido los disparos. Como consecuencia de aquellos tiros, la víctima sufrió secuelas al hallarse metralla en el tórax y en el cuello. A todo ello hay que sumar que el ahora condenado padecía de alcoholismo crónico y una sintomatología ansioso-depresiva de más de veinte años.

"Aquello fue una mala época, ahora ni fumo ni bebo. Desde aquel día fue todo como volver a empezar, tengo que agradecer el apoyo de todo el barrio, de la clientela y las ayudas de mi familia y de mi pareja actual, Aida Jurado, que gracias a ella bajé la medicación", señaló el condenado, que ya pasó dos meses de prisión preventiva, desde mayo a julio de 2018 y que ya tenía fijada una orden de alejamiento de la víctima nada más salir de la cárcel.

Francisco Cuenca confía ahora en eludir la prisión al carecer de antecedentes. El acuerdo permitió reducir la condena considerablemente ya que la Fiscalía pedía cuatro años de cárcel y la acusación, dos más.