“Los que apuestan por el centro de Saint-Gobain en Avilés somos la plantilla”, subrayó ayer Fernando Ureta, el presidente del comité de empresa de la fábrica de La Maruca, unos minutos antes de encontrarse con la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín. “Lo que queremos dejar claro a todo el mundo es que nuestra apuesta es por la viabilidad de la planta”, añadió. Reprochó a la dirección de la empresa de “no fijar nada, de dejarlo todo a la expectativa porque ya tenemos la experiencia desagradable de otros centros de la compañía en otras regiones”. Saint-Gobain en los últimos años ha cerrado su centro de Renedo, parte del de Arbós y ha reorganizado el de Azuqueca.

La alcaldesa explicó antes del encuentro: “Desde que hay pandemia, las cosas hay que pelearlas juntos y hay que pelearlas bien, hay que sacar mucho la inteligencia, situarse de otra manera frente al mundo”. Añadió a continuación: “Esta empresa compite dentro de la propia empresa: para conseguir productos que tengan futuro necesita competir con otras plantas de la propia compañía. Para hacer eso bien, me parece importante que todos vayamos unidos de la mano. Si no, tenemos fecha de caducidad. No quiero ser pesimista, lo que sí digo es que corremos riesgos”. Saint-Gobain negocia actualmente la regulación de 171 trabajadores de Avilés.