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Noelia Rodiles: “La ciudad va a tener fiestas del Bollo, aunque no serán las mismas de siempre”

“Hablo con compañeros de fuera y nos envidian: somos los únicos que podemos tocar, aunque eso no quita que queramos volver como antes”, dice la nueva pregonera del Bollo

Noelia Rodiles. Luisma Murias

La pianista avilesina Noelia Rodiles (Oviedo, 1985) atiende a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono, en el tren que la lleva a San Sebastián desde Barcelona.

–¿Y eso?

–Doy clases en el Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco. Piano Moderno. Tengo que viaja a Donosti una vez al mes y estoy tres días.

–Después, a Avilés.

–Después, justamente.

–¿Qué tal sienta que la nombren pregonera de las fiestas del Bollo?

–Me siento muy honrada y con una alegría enorme de que en el Ayuntamiento hayan pensado en mí para que lo haga.

–¿Y sobre qué lo hará?

–Más que señalar mi relación con la fiesta, de lo que pienso hablar es de mi relación con Avilés. Me encanta esa combinación de las tradiciones asturianas con este presente mío.

–Porque usted es de Oviedo.

–Pero Avilés es la ciudad en la que he estudiado, la que me dio las primeras oportunidades.

–También anuncian un concierto.

–Estaremos Gabriel Menéndez, que es trompetista, y yo misma. Los dos, sobre las tablas del teatro Palacio Valdés. Vamos a presentar tres intervenciones musicales firmadas por Gonzalo Casielles que, como sabe, murió hace pocas semanas.

–Casielles fue maestro de muchos.

–Desde luego, de los que estudiamos en el Conservatorio de Avilés. La idea es hacer un concierto ameno. Después de nosotros, va el coro del Centro Asturiano y, después, toco yo sola.

–Ha tenido suerte: sólo va a leer ante el público del teatro y no de la plaza de España entera.

–(Risas). A mí se me dan mejor los teatros y los auditorios. Hay que destacar el empeño del Ayuntamiento por mantener las fiestas del Bollo, aunque sea con otro formato. La ciudad tendrá fiestas, aunque no serán las de siempre.

–Lleva un tiempo en que su último disco vuela bien.

–Estoy muy agradecida. Y más en estos tiempos. Oficialmente, “The Butterfly Effect” salió una semana antes de que se decretara el confinamiento. La crítica y los melómanos han respondido muy bien al trabajo.

–Parece hace siglos, pero el confinamiento se venía oliendo. ¿No?

–Sí, sí. Teníamos una presentación en Oviedo, pensamos en suspenderla. El miedo se notaba a la legua.

–Subieron el disco a Spotify. ¿Spotify se ha hecho para la música clásica?

–Mis dos discos están allí. Spotify es un instrumento más y como tal hay que utilizarlo. Este año, además, dio mucho juego. Es cierto que los músicos clásicos estamos más ocultos, pero sólo hay que ponerse a buscarnos.

–Los músicos, los artistas, se pasaron el confinamiento dando sus trabajos a las redes. ¿Volverá la normalidad?

–Espero que sí, pero no podemos dejar de lado lo que es evidente: en general, en España se ha hecho un esfuerzo de programación de espectáculos. También es cierto que hubo muchos aplazamientos, muchas suspensiones. Hablo con compañeros de fuera y nos envidian: somos los únicos que podemos tocar; con limitaciones, con muchas restricciones, pero tocamos. Eso hay que agradecerlo. Esto no quita, claro, que queramos volver a trabajar más, como antes.

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