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Un arrastrero captura restos óseos de un cráneo de ballena a veinte millas de la costa

La embarcación “Loremar” ya descargó en Avilés varias piezas de cetáceos en anteriores ocasiones y localizadas en el Cañón de Avilés

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Hallazgo entre las redes: "pescan" restos de una ballena a 20 millas de Avilés Mara Villamuza

El arrastrero gallego “Loremar”, uno de los habituales en la venta de pescado de la rula de Avilés, capturó ayer en sus redes varios restos óseos de una ballena a unas veinte millas marinas de la costa. El armador y patrón de la embarcación, Juan Carlos Cabrera, explicó que la gran pieza capturada fue hallada entre el pozo de La Estrella y el pozo de la Vaca, cuando el “Loremar” faenaba en altamar al este del cabo Peñas. “Apareció dentro del aparejo”, indicó el responsable de la embarcación de treinta metros de eslora.

No es la primera vez que Juan Carlos Cabrera ni el “Loremar” capturan restos de un cetáceo de grandes dimensiones. “Hace año y medio más o menos, encontramos huesos de una mandíbula de ballena según dijeron en su momento los biólogos del Principado”, explicó el armador momentos después de descargar en tierra una pieza central de gran tamaño, que se correspondía con el cráneo, y otras adosadas, que como consecuencia de la acción del mar ya se habían desprendido del resto del esqueleto del animal. La descarga se centró primero en los restos óseos y después en las capturas de pescado. Entre los restos se podía adivinar pequeñas partes que podrían ser barbas de ballenas, según comentaban pescadores y personal de la rula mientras presenciaban la descarga.

Una vez depositadas en tierra, las piezas fueron trasladadas a las cámaras frigoríficas para su conservación. “Mañana –por hoy– vendrán a recogerlas del centro de experimentación pesquera del Principado”, manifestó el gerente de la rula de Avilés, Ramón Álvarez.

Descarga de una mandíbula de rorcual en noviembre de 2017 en la rula, capturada por el mismo barco. | Ricardo Solís

“Lo que más nos costó fue abrir el saco –la red– para sacar la pieza, nos llevó un rato”, resumió el pescador Pelayo Domínguez, que tras cuatro meses de labor como marinero en el “Loremar” es la primera vez que se encuentra con una pieza de esas características en el barco. “La verdad es que me impresionó cuando lo vi”, apuntó el marinero, que fue el primero en pisar tierra y colocar la pieza que una grúa depositó sobre un palé para su posterior traslado a la cámara frigorífica. Está previsto que los restos sean recogidos hoy mismo para un análisis pormenorizado que permitirá arrojar más luz sobre el hallazgo.

Otro de los marineros del arrastrero gallego, José Fernández, detalló que las capturas de la jornada fueron variadas, algo lógico en una embarcación dedicada a este arte de pesca: “En las redes había rape, merluza,... y los huesos de ballena. Antes había visto restos de delfines u otras especies pero nunca antes huesos de ballena".

Tanto a Pelayo Domínguez como a José Fernández lo que más les llamó la atención de la inusual captura nada más verla sobre la cubierta del barco fue el “gran tamaño” de la pieza principal, “por eso costó tanto sacarla”, señaló el último.

La vinculación del arrastrero gallego y los huesos de ballena viene de atrás. Si hace año y medio, como indicó su patrón y armador, la tripulación del “Loremar” halló en sus redes una mandíbula, hace algo menos de cuatro años, en noviembre de 2017, capturó un hueso de la mandíbula de un gran rorcual, que pesaba unos 120 kilos y tenía unas dimensiones de 3,5 metros de largo. El entonces patrón del barco, Juan Antonio Vázquez, explicó a este periódico que esos restos óseos fueron encontrados a unas quince millas marinas de la costa, en el Cañón de Avilés, a cinco menos del cráneo de ballena que, de nuevo, el arrastrero gallego sacó a la luz.

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