Daniel Zapico, uno de los tres fundadores del prestigioso “ensemble” asturiano “Forma Antiqua”, pasó ayer por la cúpula del Niemeyer y lo hizo para presentar su último disco en solitario: “Au monde”. Se trata de una colección de composiciones hechas o adaptadas para el instrumento que tañe el profesor desde hace más de tres lustros. Ha explicado muchas veces que su enamoramiento de la tiorba es largo, un instrumento, sin embargo, que se quedó en el barroco dejando también, casi, su repertorio en esa misma época. Lo que hizo Zapico fue adaptar sus transcripciones porque está convencido de que la tiorba se adapta a todas las músicas. Y de eso fue su concierto de ayer.