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María teresa Pérez prado Avilesina, es directora adjunta e investigadora senior en el IMDEA Materiales en Getafe

“Avilés tiene potencial, talento y tradición industrial para ser un gran polo innovador”

“Trabajamos en aleaciones de magnesio para aligerar el peso de los vehículos y reducir así, también, las emisiones contaminantes al aire”

María Teresa Pérez Prado, investigadora IMDEA Materiales

La avilesina Teresa Pérez Prado es directora adjunta e investigadora senior en el IMDEA Materiales en Getafe (Madrid). Previamente realizó su tesis doctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas, vinculado al CSIC y su investigación postdoctoral en la Universidad de California, en San Diego, y en la Universidad Estatal de Oregón. Posee un MBA de Insead, Francia. Su campo de especialidad es el diseño de materiales metálicos avanzados para aplicaciones en fabricación avanzada (impresión 3D), transporte sostenible, energía y biomedicina. Es coautora de un libro y ha publicado 125 artículos científicos en revistas internacionales. Su trabajo ha recibido más de 5.500 citas. Pertenece al consejo científico de varias instituciones europeas y, más recientemente, expertos de la Universidad de Standford la situaban en el “top 2%” global en su disciplina.–Es investigadora del IMDEA desde 2008, ¿cómo accedió al centro y por qué decidió especializarse en materiales?

–En 1994 comencé mis estudios de Física en la Universidad Complutense de Madrid. Elegí la especialidad de Física de Materiales al darme cuenta de que éstos se encuentran en la base de muchas nuevas tecnologías, desde la aeronáutica hasta la biomedicina. Desde entonces he desarrollado una carrera de algo más de 20 años en investigación en este apasionante campo. En 2004 obtuve una plaza de Científico Titular en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CENIM-CSIC) y tres años después me tomé un año sabático para hacer un MBA en INSEAD (Fontainebleau, Francia), donde participé en varios proyectos en la frontera entre la ciencia y los negocios.

–¿Cómo conoció el proyecto del IMDEA?

–Decidí unirme al equipo científico de IMDEA Materiales cuando éste estaba formado ¡por tan sólo 5 personas! IMDEA Materiales me ha proporcionado una oportunidad única para crecer a nivel científico, y me ha permitido participar en la creación y expansión de un centro de investigación en España. El instituto cuenta en la actualidad con más de 150 investigadores, personal técnico y de administración, y es una referencia global en ciencia e ingeniería de materiales. Ha sido galardonado recientemente con el sello de excelencia María de Maeztu por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación.

–En la actualidad trabaja en materiales metálicos avanzados con aplicaciones en la industria del transporte, en la generación de energía y en biomedicina, ¿qué tipo de aplicaciones se esperan?

–Trabajamos en el desarrollo de aleaciones metálicas avanzadas para contribuir a un mundo más sostenible. En particular, en la actualidad en mi equipo investigamos aleaciones de magnesio para aligerar el peso de los vehículos, reduciendo así las emisiones; en impresión 3D tanto de nuevas superaleaciones de níquel para fabricar turbinas más eficientes como de vidrios metálicos con excelentes propiedades magnéticas para componentes de motores eléctricos. En el instituto también se trabaja, entre otras muchas cosas, en materiales para implantes biodegradables, que puedan disolverse a medida que los huesos se regeneren, y en nuevos materiales para baterías.

–¿Cómo cree que ha cambiado Avilés en estos años?

-–Avilés tiene gran potencial, talento y tradición industrial, los que sin duda le permitirían constituirse en un polo de innovación para abordar los retos del siglo XXI.

–¿Qué ha demostrado la ciencia durante la pandemia?

–La ciencia ha demostrado ser un factor crítico para afrontar problemas cruciales que aseguren el bienestar de futuras generaciones. El desarrollo acelerado de vacunas eficaces durante la presente crisis del coronavirus es una prueba más que confirma la enorme rentabilidad de la inversión en ciencia y tecnología. La humanidad tiene ante sí retos importantísimos como el desarrollo sostenible, cuya resolución requiere una acción rápida y coordinada para poner cuanto antes los recursos necesarios para el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan abordar a tiempo este gran desafío.

–Fue profesora visitante en el Instituto Max Planck de Stuttgart: ¿con cuál de todos sus destinos como investigadora se quedaría?

–He disfrutado siempre de la interacción con investigadores de otros países durante mis estancias tanto en Europa como en Estados Unidos. Recuerdo con especial cariño las etapas en distintas universidades de California, donde pasé algo más de cuatro años. Allí conocí el enorme potencial de los equipos multiculturales y flexibles, la importancia de dar independencia científica a los investigadores jóvenes brillantes desde etapas tempranas de su carrera para que creen sus grupos de investigación, y la capacidad transformadora de tecnologías desarrolladas en laboratorios y comercializadas a través de empresas “start-up”.

–¿Cómo ve la situación de los jóvenes investigadores?

–Los primeros pasos de una carrera científica siempre son difíciles, y el momento actual no es una excepción. La inestabilidad y falta de inversión, dos lacras que España arrastra desde hace años, hacen que muchos jóvenes abandonen en las primeras etapas. La crisis del 2008 y la actual pandemia han acentuado, si cabe, estas dificultades para muchos jóvenes. Es necesario diseñar una carrera científica donde se incentive adecuadamente la excelencia y en la que se contemple un acceso razonable a puestos estables.

–¿Es partidaria del impulso de planes de retorno del talento ?

–Sin duda. La atracción de talento, venga de donde venga, y especialmente el retorno de investigadores brillantes que se han formado dentro del sistema es una fuente de riqueza a la que el país no debería renunciar.

–Las mujeres no gozan de las mismas oportunidades que los hombres para desarrollar una profesión científica y para progresar en ella. En los últimos tiempos han surgido varias iniciativas para revertir esa situación. ¿Considera que hay que seguir trabajando?

–Sí, queda aún mucho por hacer. Se debe seguir potenciando las iniciativas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre las niñas y jóvenes, de forma que conozcan modelos de rol a los que imitar y superar, así como el impacto social de la ciencia y la tecnología. En etapas más avanzadas es importante fomentar planes de conciliación de las vidas familiar y laboral para evitar el abandono de científicas con gran potencial.

–Uno de los últimos rankings de la Universidad de Stanford la sitúa en la élite de la investigación de los institutos con sede en el capital, ¿qué importancia le da a ese tipo de clasificaciones?

–Todo reconocimiento es siempre agradable, pero la mayor satisfacción la encuentro en el placer de descubrir y entender cosas nuevas y, sobre todo, en ser testigo de cómo los investigadores que formamos pueden iniciar carreras exitosas en el mundo de la ciencia y la tecnología.

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