El compromiso, entrega y generosidad fueron las cualidades que ayer, amigos y colaboradores, destacaban de José María Pérez Arias, gerente de la Asociación Cursos de La Granda, entidad a la que llevaba ligado desde hace cuatro años. Fallecía este martes, al mediodía, a los 68 años de edad y apenas 24 horas antes de recibir el alta médica, tras un infarto que le obligó a permanecer en el hospital desde el pasado 24 de mayo. Fue una segunda crisis coronaria, de la que ya no se pudo recuperar, la que hizo enmudecer a todos sus amigos. “Aún no nos lo creemos”, reconocían.
José María Pérez Arias era licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela y desarrolló su carrera profesional en el Grupo Alsa, compaginándola en algunos momentos con el ejercicio de su actividad como profesional independiente. A lo largo de su trayectoria, fue Consejero Nacional de Transportes Terrestres, vocal del Comité Nacional del Transporte por Carretera y también de otros organismos relacionados con el mismo sector. Estaba en posesión de la Medalla al Mérito en el Transporte de Viajeros, encontrándose recientemente en situación de jubilación. En el último año y medio venía ejerciendo de manera oficial como gerente de los cursos de La Granda. “Estamos en shock, desorientados, ni se han planteado el relevo”, resumían ayer los más cercanos a Pérez Arias.
En el campo de sus actividades personales fue socio fundador y primer presidente de la Casa de Asturias en Valencia. Igualmente fue socio fundador y tesorero de la Asociación Ciudadanos por Asturias; vocal de la Asociación Cursos de La Granda y colaboraba como socio con otras más entre las que se encontraban la de Amigos del Museo Marítimo de Asturias, al que había donado diverso material bibliográfico editado y manuscrito y el Centro Hijos de Chafarinas de Melilla.
Entre sus aficiones se encontraba la investigación de temas relacionados con las últimas posesiones españolas en Asia (islas Carolinas, Palaos y Marianas), con las antiguas colonias africanas españolas (Guinea Ecuatorial, Ifni, etc.), las plazas menores de soberanía (Islas Alhucemas, Peñón de Vélez de La Gomera e Islas Chafarinas) y otros territorios que aún siendo españoles revestían, a su modo de ver, determinadas peculiaridades territoriales. Era el caso de las plazas de Olivenza (Badajoz), Llivia (Gerona), la isla de Alborán...
Pérez Arias publicó diversos artículos sobre asuntos variados y pronunció un buen número conferencias en varias ciudades españolas. “Estaba en un montón de cuestiones, era todo compromiso”, recordaban algunos de sus allegados. Tanto es así que, sin haber salido del hospital, había advertido a sus más cercanos que el próximo 18 de junio acudiría a una conferencia que tenía cerrada en su agenda desde hace varias semanas. No pudo ser. “Ha sido un palo muy gordo. Las expectativas tras el primer infarto eran buenísimas”, señalaron las mismas fuentes. Aunque de familia avilesina,
Pérez Arias pasó parte de su infancia en Gijón, estudió en Santiago de Compostela, residió durante un tiempo en Valencia y también en Oviedo. “Era, como algunos dicen, un ciudadano del mundo”, resumían miembros del equipo de los cursos de La Granda.
Ayer, en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery fue despedido en una cariñosa ceremonia religiosa, donde su viuda María Ángeles del Valle y sus hijos, Alejandro y Jorge, pudieron atestiguar el cariño que José María Pérez Arias había transmitido en vida a sus amigos, colaboradores y miembros de diferentes instituciones, que acudieron para mostrar sus condolencias a la familia y agradecer su “compromiso” y “entrega” hasta el final.
