Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Por la izquierda, Jaime Sánchez, Adolfo González, Belén Hernández, Pilar González, Paco Cabeza, Pilar González, Sara Cabeza, Berta González y Juan Iglesias, ayer, en la inauguración de la exposición en la planta baja del Museo Marítimo. | Mara Villamuza

Un viaje al pasado que llegó a una buhardilla

Una cesión temporal de imágenes al Museo Marítimo resume la vida portuaria de villas asturianas desde finales del XIX a principios del XX

Ricardo González Vega (1865-1954) era médico, natural de Luarca (Valdés) donde su familia tenía negocios de transporte marítimo y terrestre y además era un enamorado de la fotografía. Tal es así, que a lo largo de su vida hizo unas 4.000 fotografías con negativos en cristal y, entre ellas, una buena colección se centró en retratar los puertos de Luarca, Gijón y San Esteban (Muros). En su familia todos eran conocedores de esa afición de su antepasado pero no fue hasta hace unos meses cuando Adolfo González Prats, uno de sus bisnietos, encontró una serie de cristales ordenados en cajas en una buhardilla de su casa de Sama de Grado. Eran los negativos en cristal de las fotografías de su bisabuelo hacía más de un siglo. “Había bastantes de la mar, también de la mina y muchas de la familia, de paisajes de Turón, son fotos muy antiguas”, señala González Prats, que consiguió sacar algunas con la cámara de su teléfono móvil para ver de qué imagen se trataba. Esas imágenes portuarias lucen hoy en una sala de exposiciones de la planta baja del Museo Marítimo de Asturias, situado en Luanco, y repasan la vida marítima desde finales del siglo XIX hasta la década de 1920, que coincidió con el paulatino cambio de la vela por los vapores de navegación. Francisco Cabeza, otro de sus bisnietos, es el comisario de la exposición. Relata que su tatarabuelo Juan ya contaba con goletas que viajaban a Cuba y posteriormente tenía vapores junto con Antonio González Vega, denominados “Los Luarcas”, “que marcaron el origen de la empresa Alsa”. El protagonista de la muestra estudió Medicina en la Universidad de Barcelona, labor que compaginaba con su pasión por la fotografía aprendiendo más técnicas. Mantuvo ese amor durante años y “se dedicó a tomar imágenes del día a día”, afirma Cabeza. Pronto fue contratado como médico en Hulleras de Turón, donde residió buena parte de su vida. Eso sí, siempre que tenía días libres o vacaciones no dudaba en acercarse a Luarca en tren y, de paso, en la parada en San Esteban para cambiar de ferrocarril, “se entretenía sacando fotos a los barcos mientras esperaba”. Tenía una cámara con su trípode incorporado y otra de mano, de marca Lacazzette, de tecnología italiana, pero adquirida en la capital asturiana.

El vapor “María Gertrudis”, atracado en San Esteban, allá por 1925.

“Mi madre siempre me dijo que al bisabuelo le encantaban las fotografías, que estaba todo el día con la cámara y un buen día me llamó mi primo Adolfo que había encontrado una caja llena con negativos en cristal, y son muchos”, afirma Francisco Cabeza, que actualmente reside en Madrid, aunque el resto de la familia continuó echando raíces en Asturias. “En esta familia ya estamos por la quinta generación de médicos, mi sobrino Juan está estudiando Medicina”, señaló Cabeza, que tiene previsto positivar pronto una remesa de imágenes vinculadas a la mina con el fin de ser expuestas en el Museo de la Minería, en El Entrego (San Martín del Rey Aurelio).

Botadura de uno de “Los Luarcas” en el puerto valdesano.

Pero eso será más adelante, hasta el próximo 21 de julio, el Museo Marítimo cuenta con una muestra que permite conocer cómo eran los barcos de vapor en los puertos asturianos como el “María Gertrudis”, el patache “Telmo” y otras embarcaciones que forman ya parte de la historia marítima de Asturias.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.