La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La sidra, bebida natural y sostenible para “curarse en salud”, según los expertos

José Antonio Norniella, empresario: “Reduce el riesgo de infarto, tiene muchas vitaminas y probióticos y es válvula de escape a los problemas”

De izquierda a derecha, Samuel Trabanco, María Cardín, Juan Velarde, José Antonio Norniella, Begoña López, Rubén Pérez y Guillermo Guisasola. | Mara Villamuza

“Hay 97 empresas de sidra en Asturias que ofrecen 500 empleos directos y que contribuyen en un 20% al PIB”, resaltó Begoña López, directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación en los cursos de La Granda sobre “Sidra, sostenibilidad global” para resaltar la importancia de un sector que considera “muy potente” y que cada vez está mas “profesionalizado”.

Aunque muchos son desconocedores de los beneficios de nuestro “oro líquido” y achaque a esta bebida cualidades negativas, lo cierto es que no es así. La sidra, definida como una bebida total o parcialmente fermentada que procede del zumo de la manzana, es un producto “sostenible y saludable”, ha sabido posicionar a Asturias como destino turístico y “es un símbolo identitario de la región”, destacó José Antonio Norniella, empresario. Además, cumple con dos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible ya que es un producto “sano, autóctono y saludable aunque tenga algunos grados de alcohol”. Los asturianos nos hacemos partícipes del mundo de la sidra y no nos mantenemos “indiferentes” a los cambios que la afecten, consideró Norniella.

Entre sus múltiples beneficios para la salud destacan el enriquecimiento de vitaminas de todo tipo: C, B1, B2, B3, B6, B7, K y E, por ejemplo y es rica en oligoelementos, sodio, potasio y zinc. Además, “es una bebida probiótica porque es un producto en rama –aquel que no se filtra biológicamente– y, por lo tanto, todas las bacterias pasan al intestino y favorece la diversidad de dichos microbios positivos y lucha contra los negativos”, explicó el empresario. También sirve para luchar contra la diabetes, asunto tratado anteriormente en los cursos de La Granda, pues se trata de un producto diurético, ya que se elimina con facilidad por vía urinaria, y fortalece el sistema inmunológico. “Antes, todos bebíamos sidra del mismo vaso –ahora impensable– y esto hacía que nos pasáramos anticuerpos unos a otros y entre gente sana. Esto está comprobado por el doctor Javier Sánchez, quien afirma que es un método social de inmunización activa”, contó José Antonio Norniella.

En definitiva, la sidra es un medicamento, y así lo ha confirmado un estudio realizado en 2015 por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen ya que también previene infartos cerebrales, reduce las alergias y el colesterol malo y aumenta el bueno. Pero, “¿qué estamos haciendo mal?”, preguntó Begoña López a los demás ponentes. La directora general considera que “solo vemos problemas en el producto”. Sin embargo, no solo es recomendada para mantener buena salud física, sino también mental. Esta bebida es considerada una válvula de escape ante los problemas de la vida cotidiana.

“Es societaria y fomenta la fraternidad. ‘La sidra estira la lengua y la ira mengua”, citó Norniella, haciendo alusión a la desinhibición que provoca dicha bebida. Además, el empresario destacó que “no provoca irascibilidad o violencia debido a su bajo nivel de alcohol, una ventaja a tener en cuenta”.

Desde el punto de vista sostenible, se ha elaborado el “Decálogo de la pomarada sostenible”, para hacer de las fincas de manzanas un lugar rico en insectos polinizadores para reducir el uso de productos químicos. El reciclaje de botellas o el aprovechamiento de los restos de sidra para hacer vinagre de manzana son otras de las acciones que ayudan al medioambiente.

Aunque nuestra bebida estrella tenga muchos beneficios, no consigue estar en el lugar que se merece ya que, en muchas ocasiones, “no sabemos comunicar la saludabilidad de la sidra”, precisó María Cardín, presidenta de la Asociación de Sidra Asturiana (ASSA) y directora comercial de Valle, Ballina y Fernández. Pese a que se ha presentado una candidatura a la Unesco como bien inmaterial de la humanidad, la sidra, conocida en todo el mundo, no siempre se trata de la bebida original. “Se vende por el mundo cualquier cosa que no es sidra”, apuntó Cardín.

Para evitar estas confusiones, Samuel Trabanco, uno de los líderes de sidra asturiana, cree oportuno que desde la Comunidad Europea apuesten por una reglamentación que demuestre “qué es verdaderamente la sidra” y diferencie el producto. La experiencia de Trabanco en el sector hace que su sidra sea una de las mejores que se comercializan.

“Está claro que la sociedad está cambiando y el trabajo tiene que seguir siendo el del llagar tradicional, pero sin perder de vista que somos una industria sidrera y tenemos que salir de Asturias. A veces, no nos beneficia anclarnos al llagar”, explicó el lagarero. Sin embargo, Guillermo Guisasola, presidente del Consejo Regulador de la Sidra, considera que “primero hay que centrarse en Asturias y proteger lo nuestro y luego en España y otros países”.

Compartir el artículo

stats