La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La flota pesquera asturiana de arrastre teme irse a la ruina por la presión a su actividad

Recortes de cupos, carestía del combustible, falta de mano de obra y, ahora, límites a la potencia de los barcos: “Así es imposible trabajar”

El tripulante de un pesquero observa por un portillo la navegación del arrastrero “Peña la Deva”. Ricardo Solís

El segmento de la flota pesquera asturiana dedicada al arrastre comienza 2022 con perspectivas muy pesimistas y advierte de que en caso de persistir “el acoso y derribo” el sector está abocado “a la ruina” o a “tirar la toalla”. El colectivo de arrastre padece, según explican los armadores asturianos, los problemas comunes que afectan a toda la flota pesquera –recortes sucesivos de cuotas de especies objetivo, encarecimiento imparable del combustible, dificultades para conseguir tripulantes cualificados...– pero además carga con el estigma social de ser “los depredadores del mar” y este tipo de barcos van a ser los más afectados por nuevas medidas ambientales impulsadas por la Unión Europea “y que pueden ser la puntilla. porque así es imposible trabajar”.

Como telón de fondo, y por ello no menos dolorosa, la “incomprensión institucional”: recientemente, el comisario de Pesca Virginijus Sinkevicius llegó a decir en respuesta a un eurodiputado español que el arrastre es “la actividad más perjudicial para el fondo marino”. Fuego amigo, como se dice en términos bélicos.

En Asturias quedan seis barcos de arrastre de fondo cuya potencia nominal sumada es de casi 3.000 caballos de vapor, tienen una media de edad de 18 años y su aportación al volumen de pesca desembarcada en los puertos de la región es el 14% del total

decoration

La novedad que llega de Europa y que ha puesto en guardia a los armadores de barcos de arrastre tiene que ver con la anunciada intención de “mirar con lupa” la potencia de los motores de los barcos, en el entendido de que son una fuente de contaminación de la atmósfera.

“Un estudio reciente reveló un incumplimiento generalizado de las limitaciones de potencia en los Estados, áreas y tipos de buques, lo que demuestra una falta sistemática de cumplimiento en todo el sector”, expone la Comisión Europea a modo de justificación de la cruzada que quiere iniciar para meter en cintura a los incumplidores. España, obligada a trasponer la directriz europea en la materia, prepara una norma para comprobar los motores mediante un “plan de verificación” conjunto de los ministerios de Transporte y de Pesca y de los gobiernos autonómicos.

Un patrón de arrastre, en el puente de su barco.

“Para garantizar que no se excede la capacidad declarada del moto, la potencia debe estar certificada y controlada”, sostiene la Comisión en la controvertida “nota explicativa” que envió a varios eurodiputados antes de votar el futuro Reglamento de Control de la Pesca en la Unión Europea (UE). La Comisión considera “fundamental” la “monitorización continua» de los propulsores de los barcos porque “verificarlos físicamente es técnicamente difícil y requiere muchos recursos”. Es decir, no sería descartable que se obligue a los barcos a poner un “chivato” que avise de cuando se excede la potencia declarada: “Eso, en la práctica, es condenar a muerte al sector de arrastre”, aseguran a este diario fuentes pesqueras.

Para más calvario, la máxima autoridad pesquera española denegó a diez asociaciones pesqueras gallegas la solicitud de un plan de reestructuración del sector de arrastre en el Cantábrico. Las entidades solicitantes jugaban con dos esperanzas: que se permitiese vender las cuotas que tienen asignadas los barcos candidatos al desguace y que hubiese subvenciones a la paralización definitiva financiadas con cargo al nuevo Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (Fempa), que cubrirá el período 2021-2027. El no rotundo de la Secretaría General de Pesca, que no cree que se den las condiciones para poner en marcha un plan de reestructuración, ha desarbolado a los armadores, que se sienten “abandonados”.

En Asturias quedan seis barcos de arrastre de fondo cuya potencia nominal sumada es de casi 3.000 caballos de vapor, tienen una media de edad de 18 años (relativamente baja) y su aportación al volumen de pesca desembarcada en los puertos de la región es el 14% por ciento del total (solo superada por las lanchas de artes menores).

Compartir el artículo

stats