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Avilés avanza en la digitalización industrial con modelos 3D para eólica marina

La empresa TAM, asentada en el PEPA, ha desarrollado un sistema de “gemelos digitales” capaz de reproducir grandes piezas, una fábrica o un edificio de oficinas ahorrando los costes de desplazamiento a otro país

En primer término, una mesa con muestras de metal a la espera de ser analizadas y al lado, una empleada de TAM. Ricardo Solís

Aplicar la digitalización a gran escala, al punto que suponga un cambio de filosofía en la construcción de grandes piezas industriales. Este es el proyecto de “gemelos digitales” en el que está inmersa la empresa avilesina Tecnología y Análisis de Materiales (TAM), ubicada en el Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA).

Este proyecto rupturista permite reproducir íntegramente en un modelo tridimensional cualquier instalación en cualquier parte del mundo. Pero TAM va más allá. La idea es ofrecer un servicio de alta tecnificación a la ingeniería industrial, pensando en la construcción de enormes piezas para las energías renovables.

“Se trata de reproducir en un modelo tridimensional, por ejemplo, estructuras de grandes dimensiones para la industria “offshore” (torres eólicas marinas). Se abandonan los grandes planos con medidas realizadas con procedimientos más o menos manuales y equipos de metodología tradicional para sustituirlos por mediciones muy precisas de volúmenes”, explican los socios José Antonio Martínez, director gerente de TAM, y Pablo Bernardo, director técnico de la compañía.

Pablo Bernardo y José Antonio Martínez. | M. Villamuza

Este proyecto rupturista permite reproducir íntegramente en un modelo tridimensional cualquier instalación en cualquier parte del mundo. Pero TAM va más allá. La idea es ofrecer un servicio de alta tecnificación a la ingeniería industrial, pensando en la construcción de enormes piezas para las energías renovables.

“Se trata de reproducir en un modelo tridimensional, por ejemplo, estructuras de grandes dimensiones para la industria “offshore” (torres eólicas marinas). Se abandonan los grandes planos con medidas realizadas con procedimientos más o menos manuales y equipos de metodología tradicional para sustituirlos por mediciones muy precisas de volúmenes”, explican los socios José Antonio Martínez, director gerente de TAM, y Pablo Bernardo, director técnico de la compañía.

Este sistema de gemelos digitales se puede aplicar tanto a esas enormes piezas de grandes volúmenes como para reproducir una fábrica o un edificio de oficinas y construir otro exactamente idéntico en cualquier otra parte. “Este sistema no solo facilita el trabajo, sino que, además, supone un ahorro de costes, por ejemplo en el traslado de personas; y asegura un mayor control de todos los procesos de fabricación”, aseguran los gestores de TAM.

La compañía avilesina es la única en Asturias que ofrece un servicio integral a la industria que abarque desde la ingeniería hasta la inspección, auditoría y un laboratorio de análisis y mejora de materiales.

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La compañía avilesina es la única en Asturias que ofrece un servicio integral a la industria que abarque desde la ingeniería hasta la inspección, auditoría y un laboratorio de análisis y mejora de materiales, fundamentalmente de acero, para optimizar su comportamiento en situaciones extremas. En la actualidad cuenta con casi medio centenar de personas en plantilla, tras las últimas incorporaciones.

La guerra trastorna los planes internacionales de la compañía

El 30 por ciento de su negocio está en el extranjero, y Rusia es uno de los países en los que tiene una importante cartera de trabajo que ahora se ha visto paralizada por la guerra que el presidente, Vladímir Putin, inició en Ucrania. “Es un país en el que hay muchos proveedores de sectores muy diversos, y nuestra labor allí es fundamentalmente de auditoría para grandes compañías”. Uno de esos proyectos es el gasoducto que cruzaría desde San Petersburgo hasta Alemania, con una inversión de unos 25.000 millones de euros. La empresa TAM había conseguido un contrato con un cliente alemán, pero no se sabe qué pasará a partir de ahora.

También tiene otros proyectos de menor tamaño en otros países, como Italia, Países Bajo y en Alemania, donde José Antonio Martínez y Pablo Bernardo se habían planteado abrir una sede. Ahora han decidido esperar.

“La clave es qué va a pasar cuando acabe la guerra. Nadie sabe ni cómo ni cuándo finalizará el conflicto, ni tampoco en qué condiciones ni las consecuencias”, se lamenta Bernardo. “Confiamos en que luego todo se normalice”, añade Martínez.

A esto se suma la incertidumbre que supone la escasez de las materias primas, su elevado precio y el coste desbocado de la electricidad, el gas y los carburantes. Todo eso, aseguran, afectará a corto plazo al desarrollo de las energías renovables.

“El modelo energético es bastante más complejo que darle a un interruptor y que se encienda la luz y ahora mismo es muy difícil predecir qué va a pasar. Se habla de las energías renovables y del hidrógeno verde, pero aún falta tiempo hasta que se puedan sustituir definitivamente los combustibles fósiles”, explica José Antonio Martínez. “Los costes se disparan, la burocracia hace que algunos proyectos se acaben abandonando y luego surgen problemas con grupos de interés que rechazan la instalación de paneles solares o de torres eólicas, tanto en tierra como en el mar”.

TAM, como prácticamente todas las empresas, se está viendo obligada a paralizar algunos de sus proyectos hasta que la incertidumbre se despeje. Son las consecuencias de las amenazas que se ciernen sobre la industria en todos sus ámbitos.

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