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Un castillo para toda la historia

Una veintena de personas conoce de primera mano en la fortaleza de Gauzón "hasta donde se calentaban al fuego"

Los visitantes contemplan el pozo del castilo de Gauzón. | Mara Villamuza

Los codirectores de las excavaciones del castillo de Gauzón, en Raíces, son los arqueólogos Alejandro García e Iván Muñiz. Los dos y la restauradora Noelia Fernández se encargaron de desvelar los secretos de la fortaleza castrillonense a la veintena de personas que participó en la visita que fue la clausura del ciclo dedicado a la Cruz de la Victoria que organizó del Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón.

Cimientos del castillo. | Mara Villamuza

Y es que, en el cerro de Raíces, es donde se fabricó la Cruz que es seña de identidad de Asturias entera. Iván Muñiz explicó, de hecho, que la importancia de las excavaciones radica en que ha cambiado la perspectiva de la historia medieval en Asturias. "Se pensaba que toda esto era un desierto humano", destacó.

"Este castillo estaba gobernado por la aristocracia local", añadió. "Otro punto destacado es que antes de las excavaciones sólo se conocía el Prerrománico, es decir, edificios religiosos. Esto es un castillo y los visitantes pueden conocer hasta donde se calentaban al fuego", apostilló el historiador.

La maqueta de Gauzón. | Mara Villamuza

Los visitantes conocieron en primer lugar el Monasterio de La Merced, a los pies del castillo. Allí es donde se guardan alguno de los tesoros recuperado de la fortaleza. Tras ello ascendieron al peñón y los tres expertos les explicaron los hitos de las excavaciones.

El castillo de Gauzón fue "residencia real en virtud del carácter ambulante de la corte asturiana", explicó Muñiz. La prueba de ello, añadió, es que allí se hubiera fabricado la Cruz de la Victoria. "No sólo era una fortaleza militar".

Alejandro García explica a los visitantes la historia del castillo de Gauzón en lo alto del peñón. | Mara Villamuza

El paseo por la historia llegó a hace 800 años, en 1222, cuando rey Alfonso IX donó a García González de Candamo, maestre de la Orden de los Caballeros de Santiago, un territorio "que no era nada pero que el monarca lo elevó políticamente a concejo".

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