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El último servicio de Álvaro Juan

El policía e inventor del escanciado de récord en la playa de San Lorenzo se jubila tras 36 años de labor: «He sido más de ayudar que de multar»

Álvaro Juan MARIA FUENTES

El policía Álvaro Juan Menéndez es cubano. De La Habana. Nació en 1961, pero a sus "nueve o diez años" la familia ya estaba de vuelta, cuenta a LA NUEVA ESPAÑA. Álvaro Juan se jubila ahora, después de 36 años de servicio. Últimamente, en la puerta del Ayuntamiento de Avilés y, al principio, en los barrios. En Miranda. En El Pozón. En Villalegre. "Ha estado bien ser policía", resume ahora que se pone a contemplar su estado.

Pero Juan también es cosechero de manzanas. De hecho, uno de los inventores del escanciado en masa de todos los veranos en la playa de San Lorenzo. Desde 1998. Y es que, aparte de policía, Juan es socio fundador de la Cooperativa Cosechera de Manzanas. Llegó, de hecho, a presidirla. "Y ahora participo de Campoastur". Así que es normal que su primer trabajo fuera en el campo. En Quintueles. De allí es originaria su familia. El padre, del concejo de Villaviciosa. La madre, de la provincia de Orense. "Marcharon a Cuba y ahí nací y, pese a los años, no se me ha quitado la forma de pronunciar las ‘ces’", admite. De ahí lo de "El Cubano", que es como le conocen los amigos.

Estudió Automoción y Mecánica en Gijón, en la Universidad Laboral. Ingresó en la Policía Local en 1986. Había hecho las pruebas para serlo en Gijón, pero no pudo entrar "por un kilo, porque mis medidas no llegaban a las que pedían en las bases", cuenta. "Y como ya me había estudiado el temario, decidí presentarme en Avilés". Y en Avilés se quedó.

Juan Menéndez, además, ha hecho pruebas largas en bicicleta para apoyar a la Asociación Española Contra el Cáncer y recaudar así dinero para el colectivo. Tres veces de Madrid a Finisterre. Y este mismo año, con otros diez compañeros de Avilés, Gijón y de Oviedo, viajó a la frontera de Ucrania para llevar ayuda humanitaria y traer a Asturias a diecisiete personas con vínculos con el Principado.

El primer destino que tuvo en Avilés fue en Miranda. Como policía de barrio. "Me recorría la parroquia. San Cristóbal. Cuando había un poco más movimiento fue cuando tenía que acudir a La Carriona, pero fue una temporada tranquila: los quinquis que había los teníamos muy controlados", cuenta el policía a este periódico. "Jubilar, me jubilo el día 18. Mientras, estoy de vacaciones", señala Juan. "Ser policía de barrio era estar con la gente, atender el barrio. Siempre he entendido que mi trabajo era ayudar más que sancionar", explica. "Tardé como un mes en poner mi primera multa", reconoce. Incluso cuando estaba con la grúa.

"Lo mejor de la Policía Local de ahora es la equipación: el uniforme, los chalecos, pero también la informática: das los datos y ya sabes al momento quién es", apunta el policía. "Lo de las radios fue espectacular. Al principio no funcionaban siempre bien. Y no había ni móviles, ni nada. Yo me recorría los barrios en una vespa y ahora las motos son espectaculares. Y si se averían pues coges un coche", explica.

Lo peor, "los muchos muertos" que ha visto en la Variante. "Hacíamos muchos traslados al hospital porque no había tantas ambulancias. Muchas de las imágenes que veía allí, en las cunetas, tardaron en borrárseme de la cabeza", reconoce Juan Menéndez.

Pero todo eso ha quedado para la historia. Su presente es su retiro. "Ha estado bien", concluye.

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