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Balcón al muelle

El rincón de pensar

La diferente vara de medir cuando las circunstancias juegan a la contra o el viento sopla a favor: de Hermanos Orbón al proyecto del Real Avilés

Uno de los accesos a la plaza Hermanos Orbón. María Fuentes

La absolución por el beneficio de la duda es una sentencia judicial fundada en la falta de plena prueba sobre la culpabilidad del imputado. En el derecho penal moderno para condenar a una persona no basta con que el juez sepa que es culpable de un delito. Sólo la podrá condenar si puede probar –más allá de toda duda razonable– que fue quien cometió dicho delito. Algo así podría aplicarse a algunos asuntos al cabo de la calle en Avilés.

Preocupa saber que en una de las obras más singulares desarrolladas en el casco histórico, la reforma de la plaza de Hermanos Orbón, se tuvo el desliz no trasladar a Patrimonio el correspondiente permiso para actuar sobre un Bien de Interés Cultural (BIC). La Consejería de Cultura advirtió en agosto que no se habían respetado las características originales o tradicionales del conjunto histórico, se modificaron los acabados y se cambiaron los rasantes de la plaza, a sumar a la ausencia de autorización expresa previa de la Administración regional.

De "despropósito", "error monumental" y "fallo gordísimo" han tildado el asunto en los últimos días desde la oposición. Ciudadanos que a diario disfrutaban de este espacio o acudían a algunos de los negocios de la plaza no encuentran explicación al proceder municipal.

Las primeras reacciones han sido claras: exigir responsabilidades políticas. Aparte que lo mucho que dará que hablar, a expensas todavía del preceptivo informe de Patrimonio, lo que se espera es que el "error" inicial sobre la consideración de los trabajos como "mantenimiento" u "obra menor" no desemboque en una política de hechos consumados.

A los gestores públicos conviene exigirles la máxima rectitud en sus decisiones, pero también cuando yerran, que asuman las consecuencias. El Código de Ética que rige en nuestro país exige actuar con veracidad y transparencia en la gestión de los asuntos públicos. Igual que ahora se reconoce la interpretación errónea a la hora de valorar el cariz de los trabajos no se puede decir hace un mes, con los trabajos ya parados, que se estaba a la espera de definir remates estéticos.

El rincón de pensar

Menos opacidad parece evidenciar el dueño del Real Avilés, Diego Baeza, quien desveló, a través de las páginas de este diario, el coste de las operaciones para la nueva etapa del club: 14 millones para la pretendida reforma del estadio Suárez Puerta y seis más para la futura ciudad deportiva en Corvera.

Ese proyecto en el concejo vecino ha levantado suspicacias entre los grupos de la oposición, que creen que no se ha hecho lo suficiente desde Avilés por impedir que saliera de la ciudad. Al tiempo, el gobierno local volvió a incidir, como el criterio del juez en busca de la prueba condenatoria definitiva, en la necesidad de que el club liquide su deuda para sentarse a hablar de futuro.

La doble vara de medir que aplicamos en el ámbito privado, o en el tejido empresarial se repite también en el entorno institucional, político. ¿Realmente aplicamos la ética ante situaciones en las que sólo nos tendría que preocupar buscar soluciones en lugar de determinar quién ha cometido el error más grave?

No podemos crear un mundo mejor, con la complejidad del actual, sin grandes dosis de ética y empatía. Es cierto que podemos habernos pasado años cometiendo el mismo error, pero todos deberíamos aprender constantemente. En el momento en el que disponemos del conocimiento no hay excusas. Acudamos algo más al rincón de pensar, una técnica muy utilizada por padres y profesionales educativos para que los niños aprendan a reflexionar sobre su comportamiento y encuentren soluciones.

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