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Christopher Atassi en el centro de I+D de Solar Steel. | | MARA VILLAMUZA

Christopher Atassi | Director general de Solar Steel (Gonvarri)

"La industria de las renovables puede ser motor de recuperación económica de Europa"

"Asturias es ADN industrial y un referente, con una potente industria siderúrgica histórica y empresas de transformación y de servicios"

Christopher Atassi (Madrid, 1979) ha desempeñado distintos puestos como director de construcción, compras, medio ambiente y seguridad y salud (HSE por sus siglas en inglés), y de operación y mantenimiento, en diferentes etapas en sus más 13 años en X-ELIO (antigua Gestamp Solar).En septiembre de 2020 se incorporó como director general de Solar Steel, compañía perteneciente al grupo Gonvarri Industries.

–Ustedes pertenecen a uno de los mayores conglomerados industriales españoles. ¿Cuáles son los principales hitos de Gonvarri Solar Steel?

–Acumulamos ya un "trackrecord" de 17 gigavatios (GW) de equipos suministrados, que equivalen aproximadamente a un consumo anual medio de 10 millones de hogares, y que han permitido evitar la emisión de 7 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Y actuamos no solo en España, sino en multitud de países de Europa, en Latinoamérica, y en Estados Unidos, donde suministramos mucho en años pasados y ahora hemos vuelto. Tenemos entorno a un centenar de empleados, de los que más de 80 están en Asturias, el corazón de Solar Steel.

–Europa apuesta por su reindustrialización industrial. ¿España y Asturias están sabiendo aprovechar esa circunstancia?

–Se quiere apostar por generar un tejido industrial europeo para tener menos dependencia de las barreras y circunstancias geopolíticas. España puede ser un hub internacional porque tenemos todos los medios. En cuanto a fabricación de estructuras solares estamos entre los líderes mundiales; los medios humanos los tenemos; tenemos conocimiento tecnológico, con todo el reconocido prestigio internacional en el campo de las energías renovables.

–¿Es el resultado de años de trabajo previo?

–Arrancamos en un estadio muy temprano, en 2007-2008, adquirimos muchísima experiencia que está muy valorada internacionalmente. Tenemos medios humanos, medios productivos y una importante red de transformadores de acero, que creo que son los grandes desconocidos.

– Sin embargo, la industria española parece sentirse en alguna medida desprotegida frente a competidores internacionales.

–Si queremos apostar porque España sea un hub internacional de fabricación de las estructuras y además queremos apostar por una reindustrialización real de nuestro país y de Europa para no tener dependencia de otros, hay que hacer una apuesta real. No hablo de proteccionismo, sino de estímulos e incentivos para que realmente podamos reindustrializarnos y aprovechar lo que ya tenemos para que se convierta en la cadena de suministro natural para los proyectos que se ejecutan en Europa. ¿Qué sentido tiene traer perfiles de Asia si aquí tenemos una industria transformadora maravillosa, que además está haciendo inversiones, que aporta facturación y empleo?

–Las energías renovables están viviendo un "boom".

– Estamos viviendo un momento histórico, porque jamás se ha visto un volumen de proyectos como el actual.

–¿Pueden convertirse en el motor industrial del país?

–Otras industrias sufren las consecuencias que venimos soportando desde el covid, y ahora con la guerra en Ucrania. La de energías renovables puede aportar empleo, facturación, y puede ser un motor de la regeneración industrial y económica de Europa. Pero tiene que haber una apuesta consecuente para reindustrializar Europa y proteger su industria. Tenemos la oportunidad de hacer crecer el sector bajo el amparo de la transición energética, pero debe haber una apuesta decidida y hay que estimular que se produzca.

–Asturias apuesta por la industria. ¿Se sienten arropado?

–Sí. Avilés es un polo industrial y para el sector de las renovables hay empresas de referencia. Lo somos nosotros, pero tenemos una industria siderúrgica muy potente con la presencia de ArcelorMittal, tenemos la capacidad transformadora, más empresas, como Alusín Solar que es un referente en autoconsumo, y este la eólica, con el grupo Daniel Alonso.

–El sector de las energías renovables crece a ritmo de dos dígitos. ¿Seguirá siendo así?

–Este año y 2024 se prevé que sean buenos, de crecimiento. Me caben más dudas a partir de entonces, no por el mercado sino por factores exógenos.

–¿Cuáles?

–Por ejemplo, la falta de epecistas (empresas que se dedican a construir los parques fotovoltaicos), porque tienen mucha carga de trabajo y es mayor la demanda que la oferta, y no sé si habrá los suficientes de la calidad que se requiere para acometer estos proyectos. Y esto también es como consecuencia de que cuesta mucho encontrar mano de obra. Faltan ingenieros de proyectos, de oficina, mano de obra cualificada para ejecutar y construir… Hay un claro desbalance entre lo que es el mercado y la capacidad de absorber el volumen de trabajo que viene.

–¿Y cuál será la consecuencia?

–Están todos los proyectos que se han aprobado ahora, y proyectos autorizados por las comunidades autónomas. Desde que obtuvieron el punto de conexión tienen 60 meses para ponerlos en marcha, lo que significa que deben estar terminados entre mediados y finales de 2025. Si no hay epecistas y no hay una prórroga de ese plazo, hay riesgo de que no se puedan ejecutar todos esos proyectos, que sumarían más gigavatios entrando en operación de los que podía contemplar el PNIEC. El siguiente paso es que habrá subastas de capacidad para adjudicar los puntos de conexión para futuros proyectos y el marco regulatorio no está establecido. No sabemos cómo van a funcionar esas subastas de capacidad. Tengo serias dudas de que con todo esto se puedan acometer todos los proyectos en los plazos que resta.

–¿Se frenará el crecimiento del sector?

–A día de hoy, una vez ejecutados los proyectos, el reemplazo natural son las subastas de capacidad. Cuando salgan y tengan el punto de conexión, hay que iniciar el proceso de tramitación, que puede llevar dos años. Si salen a mitad de año, no habría nuevos proyectos hasta mediados de 2025. Se puede producir un pequeño gap entre 2024 y 2025 si no nos movemos rápido.

–¿Cómo les afectará a ustedes y a su planta en Asturias?

–Hablamos de la situación en España, pero nosotros estamos en Estados Unidos, Latinoamérica y en Europa, lo que nos permitiría salvar esa situación. Pero como empresa española que somos, nos gusta mucho trabajar aquí y como empresa de renovables, más allá del negocio, creemos realmente que estamos haciendo algo para contribuir a la transición energética y ecológica y para nosotros es importante apoyarla desde aquí.

–Asturias apuesta por las renovables: solar, eólica, y ahora también el hidrógeno. ¿Es una región atractiva para invertir?

–Asturias es ADN industrial y un referente. Tiene una industria siderúrgica histórica, hay transformación para eólica, solar, empresas de servicios que también son referentes nacionales e internacionales… En nuestro sector, Iberdrola y Exiom fabricarán módulos fotovoltaicos en Langreo. En Asturias ya fabricamos las estructuras y los paneles, nos falta el inversor solar (elemento que convierte la corriente continua en corriente alterna), y con eso se cubriría los equipos principales en la región.

–Ustedes han establecido su centro de I+D en Avilés. ¿Qué les aporta este emplazamiento?

–La I+D nos aporta la apuesta clara por la mejora continua, el desarrollo tecnológico y la búsqueda constante de la mejora de la eficiencia tanto productiva, como tecnológica y competitiva. Es un diferencial para nosotros. Y Avilés es polo de innovación. Todo ello nos permite tener un equipo con el que compartir y trabajar en ideas disruptivas viendo los desafíos técnicos que se presentan y la capacidad de poder interactuar con ellos todos los días. Pero, además, estamos un polo claramente vinculado al sector siderúrgico y poder trabajar en la innovación de nuevos materiales y elementos, es algo que nos otorga una clara ventaja competitiva.

–Han desarrollado la tecnología que permite que los paneles sigan al sol para captar el máximo de luz, y sistemas de control remoto para instalaciones a gran escala en todo el mundo. ¿Cuál será el siguiente paso?

–Hay muchos. Adaptabilidad a nuevas tecnologías de módulos fotovoltaicos, nuevos tamaños que obligarán a cambiar las estructuras, la bifacialidad de los módulos, y evoluciones de los componentes principales, como es el inversor para integrarlo también cada vez más con el tracker. Se avanzará hacia la integración de toda la cadena vertical. Que cada vez los equipos sean más complementarios y menos aislados, y todo se adaptará a esa evolución tecnológica.

–Habla de un crecimiento de la cartera de pedidos. ¿Y de empleo?

–En el último año y medio no paramos de crecer y seguiremos creciendo este año y el próximo. La previsión es que lo haremos por encima del 20 por ciento. Pero uno de los problemas que tenemos es la atracción y retención de talento a las renovables. Faltan ingenieros, tuberos, soldadores… Necesitamos formación a todos los niveles. Tanto en la parte industrial, técnica y en la de instalación, y también en la parte empresarial, en el sentido de que hay una falta clara de instaladores y de empresas de servicios. Hay que volver a generar ese ecosistema y eso requiere formación, ayudas, incentivos y que se emprenda en el sector, porque hay oportunidades.

–¿Qué ha provocado esa carencia de profesionales?

–En España hubo un parón entre 2011 y 2018, aproximadamente, porque no había autoconsumo por el impuesto al sol, y porque se frenó el despliegue de renovables. Fueron ocho años de travesía en el desierto. ¿Qué ocurrió? Pues que las empresas tuvimos que emigrar y hubo muchos profesionales que salieron a buscarse la vida por el mundo. Unos de la mano de las compañías españolas y otros lo hicieron con otros actores internacionales y se deslocalizaron. Además, todo el tejido de instaladores se desarboló. De repente, en 2018 arrancamos con fuerza y llegamos a las cifras de crecimiento actuales. No se ha adaptado el sector tan rápido y nos falta todo ese tejido que había ido desapareciendo.

–¿España se ha vuelto de repente un país atractivo?

–España se ha convertido de repente en uno de los principales focos de atracción internacional del sector de las renovables. Llegan empresas nuevas todos los días, todas están montando equipos y necesitan gente para desarrollar proyectos, obtener permisos, licencias, ingeniería, desarrollo de productos, construcción… Se ha provocado una guerra por la captación de profesionales cualificados y está costando encontrar y atraer personas al sector.

–¿Y cómo afrontan esta situación?

–Realizamos muchas acciones en colaboración con la Universidad de Oviedo, con el clúster Metaindustry... Aprovechamos todas las palancas que podemos para formar, porque estamos muy decididos a participar en iniciativas de formación de profesionales, y en atraer talento local y generar impacto en nuestro ecosistema natural, en Asturias. Que toda esta transición energética en la que creemos y de la que queremos ser parte activa, contribuya también en la sociedad y en nuestro entorno. Y por otro lado damos oportunidad profesional atrayendo profesionales a un sector disruptivo, que además tiene mucha bonanza más allá del desafío profesional, porque estamos realmente cambiando el mundo, porque el cambio climático es una realidad y queremos contribuir a esa lucha contra el cambio climático.

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