La estrambótica actuación del Principado y de los principales ayuntamientos asturianos ante la contaminación del último mes y medio ha puesto de manifiesto una preocupante falta de planificación para afrontar un problema que trasciende con mucho los malos humos de cuatro ecologistas. Dos recientes ejemplos de esta discrecionalidad son la decisión del gobierno local de Avilés de continuar con las obras en la travesía de la Industria pese a la alerta de la Consejería de Medio Ambiente por elevados índices de polución y el cierre de la autopista "Y" en Oviedo por un aire bastante menos sucio que el registrado habitualmente en la zona oeste de Gijón. Ante tanta improvisación, lo más recomendable sería una mayor transparencia sobre lo que respiramos por parte de quien corresponda. Más si se tiene en cuenta que, en asuntos de salud pública, los silencios y las medias verdades intoxican tanto o más que las mentiras.