Tuvimos la suerte de contar con Palmira como amiga y colaboradora. De compartir con ella y su familia mesa y mantel, tardes de sede, reuniones de trabajo, charlas y hasta grupos de whatsapp. La recordaremos como una mujer moderna, activa, inquieta, con un corazón enorme y una presencia constante. Una activista de la solidaridad que compaginaba con una militancia orgullosa en el Partido Popular. Nosotros son sentimos muy honrados y agradecidos por su cariño: era mutuo.
La familia popular de Avilés llora la pérdida de Palmira. Fue miembro de nuestra junta directiva desde 1996 y, a pesar de su enfermedad y de sus responsabilidades al frente de Donantes de Sangre, siempre encontraba tiempo para colaborar como interventora y en sede en todas las elecciones: era además una de las voces del partido por teléfono cuando hacíamos las llamadas a los afiliados que identificaban enseguida su voz y su: "Hola, cuquina, soy Palmira!". Nunca tan merecido el premio que le entregamos en 2013: Avilesina Popular.
Una extraordinaria relaciones públicas, se llevaba bien con todo el mundo sin distinción de ideologías ni militancia porque, como le escuché en alguna ocasión, la sangre de todos es del mismo color.
Decía lo que pensaba, era valiente y directa. Ante todo, una mujer muy fuerte, llena de vida y luchadora. Peleó muchos años contra una durísima enfermedad que fue la única que consiguió rendirla. La vamos a seguir recordando siempre, como sin duda merece, porque personas como ella son inolvidables.
Todos, compañeros, familia y amigos sabemos que tenía constancia del cariño y la admiración que despertaba en la gente, se sabía querida. Ése es el mejor homenaje que pudimos rendirle.
Hasta siempre Palmira. Y ¡gracias!