La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan García

Tecnología versus humanismo

Los cambios en la comunicación entre personas en la era del WhatsApp

Sobre el siguiente análisis –que hoy me gustaría hacer con usted amable lector– quiero advertirle desde un principio, que no es en absoluto un análisis con propósito de rectificación o corrección de una determinada actitud mundana, ya que aún consciente del mal uso que se hace de ello, no está en el empeño personal de uno todavía, el proceder a su enmienda. Hablo sin ir más lejos, de la tecnología.

Pongamos al factor tiempo como fiel testigo del deterioro humanístico al que la tecnología nos viene sometiendo a través del tiempo; reconociendo, paralelamente, que no estar con la tecnología, es casi autoexcluirse de la sociedad en la que vivimos. Así, si nos retrotraemos apenas una década, observaremos en esta última, cómo los cambios producidos han sido mucho más contundentes que en periodos anteriores del mismo espacio de tiempo. Pero, ¿hemos reparado si seguimos conservando la misma intensidad/cantidad de humanismo que tendríamos quince o veinte años atrás, cuando la tecnología no era ni mucho menos, lo que hoy es? Pongamos un ejemplo. Pues sencillamente, para los que entonces eran lo justo de cariñosos, hoy no lo son en absoluto, y para los que eran tremendamente cariñosos, hoy seguramente serán la mitad o menos, y para los que no lo eran en absoluto, ustedes sabrán. Y todo esto ¿gracias a quien? Sí señor; a la tecnología. Hoy un whatsApp resuelve en tiempo real, una cita, una pregunta, un estar en otro lugar a miles de kilómetros, en fin … Así en la actualidad, personas que puedan vivir en las antípodas unas de otras, la comunicación –incluso visual– puede ser diaria y además muy barata. Y cuando llega el momento del reencuentro físico, todo es mucho más light, menos intenso, menos apasionado. Décadas atrás, lo anteriormente comentado significaba, sollozos de emoción, abrazos eternos, besos apasionados y todo ello, con grandes dosis de emotividad. Reparen ustedes que mientras seguimos, uno escribiendo, otros leyendo, seguimos en cierto proceso de deshumanización en favor de la tecnología; husmeen ahora mismo sus entornos si acaso. Cuando aquellos encuentros ocurrían y el familiar de turno quería inmortalizarlo, allí disponía de su cámara protegida por aquella funda marrón inconfundible, y a esperar a que se acabara el carrete de 12, 24 o 36 fotografías y los días de revelado en el establecimiento correspondiente. Apenas dos décadas de esto, hasta que llegó también la tecnología, y con ella menos relación humana. Pero, y digo yo, ¡si los teléfonos son para hacer llamadas! También las bibliotecas eran lugares de estudio y encuentro para realizar e intercambiar trabajos en conjunto, y hoy eso se hace a través de la red de redes: internet.

Comprenderán que así podríamos seguir describiendo multitud de casos y situaciones, todos ellos con el mismo común denominador: tecnología vs. deshumanización. Pero ahora se trata de elegir. Sin renunciar a las indiscutibles ventajas que nos aporta la tecnología, ¿podemos seguir cultivando ese don tan hermoso que es el humanismo? Si me permiten, mi respuesta es un concluyente y rotundo sí.

Llegados a este punto sólo nos hace falta algo que está muy de moda hoy en día. Nos hace falta, una vacuna, un antídoto que nos inocule ciertas dosis de humanismo que seguramente hemos ido perdiendo inconscientemente. No crean, no crean que uno no anda en pos de esa vacuna hace tiempo. Creo que estoy en fase preliminar, en fase de ensayo, aún me quedan unos meses ciertamente; tanto se lo pedí a la Santina, que allá para el mes de noviembre tendré mi antídoto en casa. Desde luego, no hubiese querido morirme –aunque aún soy y me siento joven– sin haber disfrutado –en este caso– de un nietín, y ese precisamente será mi antídoto, y creo que si éste no fuera el antídoto total contra la tecnología, igual habría que esperar a una segunda dosis –otro nieto– que quizás como Astrazéneca, Pfizer, Moderna y otras, es cuando de verdad estás realmente inmunizado.

Compartir el artículo

stats