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Santiago Rodríguez Vega

Un gran maestro

El pasado domingo fallecía a los 99 años José Ramón García Busto, maestro jubilado, decía la esquela.

Efectivamente, su actividad durante muchos años fue la de maestro. Empezó, si no recuerdo mal, en un pueblo por la zona de Vegadeo y poco después empezó a ejercer la docencia en Valliniello, allí se jubiló y allí vivió hasta el final.

Tuve la fortuna de ser alumno suyo en las escuelas del Fondo de Valliniello. Eran las escuelas verdes, dos naves de una especie de rudimentario cartón piedra separadas por un sencillo tabique. A un lado los niños y en el otro las niñas. Las clases eran multitudinarias, seriamos en torno a 50 o 60 chavales de todas las edades, donde había que atender las necesidades formativas de cada uno, mantener el orden y hasta la limpieza.

Siempre tendré el recuerdo de José Ramón, grandísimo maestro, vocacional, curtido, exigente y comprometido.

Fue mi primer maestro, él conocía perfectamente a sus alumnos y sabía darnos a cada uno lo que necesitábamos o merecíamos. Era una persona seria pero que también supo ser afectivo y atento con sus alumnos. Como siempre vivió en Valliniello, tuve ocasión de seguir viéndolo de vez en cuando y de manifestarle siempre el respeto y reconocimiento que me merecía como maestro y como persona.

Tuvo una larga vida. Llegado su final seguro que expreso el sentimiento de los cientos de alumnos que pasaron por sus aulas para agradecerle su buen trabajo, testimoniar el reconocimiento hacia su persona y hacérselo llegar a su mujer Margarita, a su hijo Roberto y a su nieta Elena.

Que descanse en paz.

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