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Benjamín Lebrato

Un día triste, muy triste

Perfil de un cura con muchas facetas: arquitecto, historiador y educador

Las sirenas que anunciaban un accidente industrial, en el simulacro efectuado ayer en Fertiberia, coincidieron con las primeras noticias sobre el mal estado de salud de don Ángel; pocas horas después llegó la noticia de su fallecimiento. Fue la alerta que nos preparó para recibir la triste noticia, la única noticia triste que dio a los avilesinos en sus 65 años de residencia en la villa.

No es fácil resumir por qué escribimos esto: agradecimiento, cariño, fe… Pero, sobre todo, confianza en un hombre que supo, con la mano en el azadón, arar las tierras avilesinas para sembrar en ellas la fe, la esperanza y la caridad.

Baluarte de las esencias avilesinas y de sus sociedades: Artes y Oficios, la cofradía El Bollo, las cofradías penitenciales y tantas otras… ¡Le debemos tanto!

Don Ángel fue párroco y cura de almas, encargado del cuidado, la instrucción, de administrar los sacramentos y de la doctrina espiritual de los fieles que fueron confiados a su ministerio y con notable éxito. Fui fruto de su ministerio desde el catecismo en San Nicolás y así continué, siempre a su lado.

Pero don Ángel fue muchas cosas más: fundó un colegio, creó la primera escuela infantil de Avilés y el primer colegio concertado de Asturias.

Fue cura de obreros en los inicios de Ensidesa atendiendo, además, con sus limitadas posibilidades, las necesidades de mucha gente que llegó a la ciudad, dando cobijo en la iglesia, comida a quien se lo pedía y buscando soluciones a los problemas para su integración.

Cura arquitecto, renovó el antiguo convento de San Francisco, que estaba en plena ruina.

Cura historiador, por sus trabajos de investigación histórica recogidos en “Avilés, su fe y sus obras”, obra reconocida como modélica en su segmento histórico.

Cura de vocaciones, porque en sus cincuenta y cuatro años al frente de la parroquia, ha sido la que más sacerdotes ha logrado formar de toda Asturias.

Cura valiente, íntegro y escritor, que recogió en una obra profundamente documentada los martirios y odiseas de miles de curas en la obra “La persecución Religiosa en Asturias en 1934, 1936, 1937”. Dos ediciones de “Los mártires de Nembra”, con la beatificación celebrada en la catedral de Oviedo, y “Pasando página”, donde repasa su vida en la parroquia.

Por eso y por su innumerable obra pastoral, social, cultural y de avilesinismo, le damos gracias a Dios por don Ángel Garralda.

Ahora que fue llamado al «más allá», con la conciencia tranquila, sus restos reposarán en el columbario que recientemente construyó en su casa de San Nicolás.

Descanse en paz, don Ángel.

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