Somos un grupo numeroso de vecinos de la comunidad de Campoamor 12-14 de Oviedo, que estamos tremendamente preocupados al ver cómo se están violando todas las normativas vigentes para instalar una caldera a gas en un segundo sótano cuando está totalmente prohibido por el artículo 9.2.A del real decreto 1.853/1993 del 22 de octubre, bajo el que se redactó el proyecto, motivo por el que nos hemos visto obligados a recurrir a la Sala de lo Contencioso Administrativo, ya que los permisos se obtuvieron para la instalación, sin tener en cuenta la ubicación en un local sin ventilación alguna que no cumple los requisitos legales. La legislación actual fija una profundidad máxima de cuatro metros, que superamos ampliamente, por lo que tampoco cumplimos la nueva ley.

Lo que nos tiene más sorprendidos es ver cómo la Consejería de Industria, que es quien debería velar por la seguridad de los vecinos, ha permitido seguir adelante con este proyecto, después de un montón de contradicciones e irregularidades durante casi dos años. Si el asunto que nos ocupa no presentara ningún problema, no habría sido necesaria tanta demora para finalmente dar el visto bueno a dicha obra. Eso nos hace pensar que algo no está demasiado claro.

Nos ha sorprendido también ver cómo el Ayuntamiento, que en un principio paralizó la obra por falta de licencia y por no cumplir con algunos de los requisitos que faltaban en dicho proyecto, se tomó la libertad de mandar modificarlo sin conocimiento de Industria, para finalmente permitir la continuidad de la obra, algo que no vemos normal, porque el Ayuntamiento debería haberse limitado a conceder la licencia con el proyecto tramitado, o, si no cumplía las normas, solicitar el trámite de uno nuevo.

Nos encontramos con que la obra está hecha, las calderas instaladas y sólo pendiente de la autorización del departamento de gas de Industrial, por lo que rogamos a Industria que antes de dar ese de paso el gas realice todas las comprobaciones necesarias para garantizar la seguridad de los más de cien vecinos que viven en esa comunidad. Según alguna información, la ventilación del local de la caldera es cuando menos dudosa y creemos que merecemos una inspección rigurosa.

Lo que no llegamos a comprender muy bien es por qué las administraciones, que pagamos todos, están a favor de la instalación de una caldera cuando menos dudosa, en vez de vigilar por la seguridad de los vecinos.

Rosa María Sánchez Díez

Oviedo