El concejo de Mieres ha tenido 77 alcaldes conocidos a lo largo de sus algo más de dos siglos de historia. Aníbal Vázquez es el último regidor que ha pasado a engrosar una larga lista que empezó a escribirse en 1813, cuando Juan Álvarez Álvarez se convirtió en el primer alcalde del municipio. La mayoría de estos ilustres representantes políticos han caído en el olvido y, por regla general, solo los historiadores recuerdan sus nombres. Prueba de este "desapegó" que muestra el concejo hacia sus máximos representantes políticos es que únicamente cuatro de los citados 77 regidores dan nombre a calles de Mieres. Se trata de Manuel Gutiérrez, Manuel Llaneza , Reinerio García y Eugenio Carbajal.

Manuel Gutiérrez es el alcalde que desde hace más tiempo ostenta un reconocimiento público en el callejero de Mieres. De origen allerano, perteneció al partido conservador. Persona de hondas raíces cristianas, ocupó el sillón presidencial del Ayuntamiento mierense en tres etapas diferentes entre 1890 y 1910, sumando finalmente 11 años como regidor. A él se deben los proyectos y ejecución de la traída de aguas y alumbrado eléctrico, así como el rectilíneo trazado general de calles que ha llegado en buena medida hasta nuestros días. También creó escuelas municipales en varios pueblos del concejo e impulsó el trazado de las carreteras de Figaredo a Turón, de Los Pontones a Santa Rosa, de Sueros a Siana y de La Peña a San Tirso. Aparte de su labor municipal, fue ingeniero de Fábrica Mieres. Desde 1931 su nombre figura en una de las principales calles del centro de la ciudad, que anteriormente recibía el nombre de Marqués de Comillas.

El dirigente socialista y fundador del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA), Manuel Llaneza, es muy posiblemente el alcalde de Mieres que ha obtenido un mayor reconocimiento social. La principal avenida de la ciudad lleva su nombre desde 1982. Esta vía llevó a principio del pasado siglo XX el nombre de Marqués de Camposagrado, pero tras la Guerra Civil fue rebautizada como calle José Antonio Primo de Rivera, el fundador de La Falange. Finalmente, ya con la democracia, recuperó el nombre que se le había intentando otorgar en 1931. Manuel Llaneza fue alcalde entre 1918 y 1921.

Reinerio García fue alcalde de Mieres durante la Guerra Civil y su nombre figura en la calle que da acceso al instituto Sánchez Lastra. La lista de regidores con este reconocimiento la cierra Eugenio Carbajal, que ostentó el bastón de mando entre 1984 y 1991. Tras dejar el Consistorio, su carrera política se mantuvo al alza, llegando a desempeñar el cargo de presidente de la Junta General del Principado de Asturias. Carbajal gozó de una simpatía bastante generalizada entre los mierenses. La decisión tomada en 2006 de darle su nombre a una calle en el por entonces incipiente barrio de la Mayacina fue bien recibida, aunque esta iniciativa se enmarcó dentro de una operación política de mayor calado que levantó críticas por parte de los sectores más conservadores de la población. PSOE e IU pactaron un listado de denominaciones para los viales de la Mayacina en el que destacaba la presencia de una amplia representación de políticos de izquierdas, lo que desató las críticas del PP, que anunció que si en años venideros accedían al gobierno de Mieres cambiarían los nombres de las calles. El ensanche urbano de la ciudad rinde desde hace casi un década tributo, entre otros, a históricos dirigentes políticos ya desaparecidos como Dolores Ibárruri, Indalecio Prieto, el citado Eugenio Carbajal, Horacio Fernández Inguanzo, Juan Muñiz Zapico y los hermanos González Peña, además de a los sindicatos mineros. El nomenclátor de la Mayacina generó en su momento un tenso debate político. Por entonces, el PP presentó una propuesta paralela, que fue rechazada, reclamando el cambio de algunos de los citados dirigentes por personas y entidades más ligadas al municipio, como la Banda de Música, la profesora Carmen Díaz Castañón o los médicos José María Álvarez Álvarez o José Cardeñoso. El PP reservó, no obstante, una propuesta con tintes políticos. Pidió que se cambiara a Dolores Ibárruri por Francisco Álvarez-Cascos, que por entonces aún militaba en el partido popular.

Está claro que el Ayuntamiento ha preferido reconocer la labor de políticos sin vinculaciones directas con el concejo antes que premiar a muchos de sus alcaldes con el nombre de una calle. Un total de 73 regidores no dejaron huella en el callejero tras dejar el cargo.