No cabe duda, Carreño tiene un buen plan general de ordenación y no por casualidad. Son caudalosos los ríos de tinta que han puesto este PGO en el ojo del huracán, entre la duda y la falsedad y siempre bajo la amenaza de los tribunales. Cada uno defenderá sus intereses de la forma que considere. Así lo hicimos nosotros con el interés general de Carreño.

Ya podemos hablar de un antes y un después. Carreño cuenta con un planeamiento urbanístico moderno que no sólo ordena el territorio. Hemos sido capaces de plasmar en este documento un modelo de concejo, un proyecto comprometido con nuestro futuro. Carreño goza de un catálogo de servicios públicos envidiable que hace de la cohesión social el motor de ese futuro que nos espera. El mantenimiento de estos servicios depende, en gran medida, de la actividad económica que aquí se desarrolla y que, por tanto, ocupa nuestro territorio. Pero también somos conscientes de los problemas que eso conlleva y para ello hemos creado soluciones que mejoren la convivencia entre la actividad económica y los espacios residenciales.

En este largo proceso sembrado de obstáculos ganaron el esfuerzo, el trabajo, las ganas y el empeño de quienes aprobamos este plan general en hacer de Carreño un concejo mejor preparado para afrontar su futuro. Porque Carreño era, es y seguirá siendo nuestro principal interés.

Si algo ha caracterizado este plan ha sido la transparencia y la participación. El período de información pública fue exquisito e incluso ampliado. Las alegaciones fueron analizadas una a una a lo largo de una veintena de comisiones de urbanismo. Me atrevo a decir que este plan general impulsó la participación política motivando la aparición de organizaciones en la política local que no habrían existido de no haber avanzado en su redacción.

Cuando se confirmaba la aprobación por la CUOTA, pasaron por mi pensamiento los rostros de ciudadanos, de políticos, de técnicos y mucha satisfacción por el trabajo realizado. A quienes lo hicieron posible, mi agradecimiento.

Frente a quienes permanecen anclados en la comodidad del eterno debate hemos dado un paso más. Cerramos un capítulo. Carreño no se merece ser el protagonista de una foto fija plagada de discusiones obsoletas que muestran la incapacidad de construir futuro. En momentos como los que nos toca vivir no podemos dejarnos llevar por una inercia que pretende cercenar el trabajo de quienes realmente están comprometidos con Carreño. Las inquietudes ciudadanas son más ambiciosas, también deberían serlo las de quienes nos representan. Llega la hora de mirar hacia delante, de ser más conscientes que nunca de nuestras potencialidades, de buscar soluciones a otros problemas, a los problemas de hoy y de anticiparse a los que tendremos mañana. ¿Estamos todos dispuestos?