Casi todos los pueblos tienen su rincón oscuro, en el que algunos se tomaron la justicia por su mano y decidieron que otros ya habían vivido lo estipulado en estos casos. Resulta reiterativo decir que en la Guerra Civil española todos cometieron tropelías, incluso en el preludio del 34, pero el problema es que unos siguieron sufriéndolas unas cuantas décadas después, por parte de los que ostentaban el poder ilegítimo. El 14 de abril florece el recuerdo en la cantera de Cañedo, rindiendo un justo y sentido homenaje a los que murieron defendiendo la libertad y el Estado de derecho, y eso siempre es gratificante y justo. En situaciones como la actual, en las que la crisis es la disculpa perfecta para cercenar derechos y libertades, a golpe de recortes y leyes mezquinas, merece la pena pararse a pensar en los que dejaron su vida en la cantera, contra su voluntad y por defender sus ideales. Ellos sí lo dieron todo.