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Enrique González, ayer, en la fuente de El Cuto, señalando el lugar en el que se encontraba el caño.LUCAS BLANCO

Indignación de los vecinos de El Cuto por el robo del caño de la fuente de la localidad

Medio centenar de lugareños utiliza a diario el manantial para abastecerse

Los vecinos de la parroquia sierense de El Cuto están que trinan. La sustracción, hace unos días, del caño de la fuente del pueblo, posiblemente para su aprovechamiento como chatarra, ha generado un gran enfado entre los lugareños, que desde entonces no pueden abastecerse del agua de siempre para beber o cocinar.

La ausencia del grifo impide que puedan cargarse garrafas, por lo que el manantial está totalmente inutilizado y esto provoca importantes trastornos, especialmente a la gente mayor habituada a acudir a pie a por el agua. "Somos sobre medio centenar de vecinos y la mayoría utilizamos la fuente a diario", explica el joven Enrique González.

Si bien la reparación del daño no supone un elevado coste, no entienden que los cacos se ceben de esta manera con un pequeño pueblo que hace más de una década restauró el manantial gracias a la colaboración vecinal, que también posibilita que se hagan los pertinentes análisis periódicos, que aseguran la administración local dejó de hacer hace unos años, para garantizar la buena calidad del agua. "Es una pena que se sabotee así el patrimonio que los propios vecinos se encargan de arreglar y mantener", apunta González.

Para tratar de solucionar la ausencia de abastecimiento cuanto antes, los propios habitantes de la parroquia, antaño denominada oficialmente como San Juan de Arenas, trasladaron ayer al Ayuntamiento de Siero una petición para restituir el caño y confían en que su solicitud se atendida debido a la importancia que aseguran tiene este servicio con larga historia en el pueblo.

La fuente de El Cuto es uno de los puntos más emblemáticos de esta pequeña parroquia y prueba de ello es que cada año todos los vecinos se reúnen en sus inmediaciones para conmemorar la festividad de San Juan con varias actividades como la tradicional puesta del ramo o la degustación de sus aguas por parte de los participantes en la celebración. "Es uno de los pocos sitios en los que nos reunimos cada año y por eso merece el respeto y la atención de todos", añaden los vecinos.

Por otra parte, se descarta el hurto del caño, que hasta ahora no tenía precedentes, responda a un aumento de la delincuencia en la zona. "Lo cierto es que no se han registrado más robos últimamente ni aquí ni en los alrededores", señalan, a la vez que descartan que pueda deberse a un acto de gamberrismo. "No es una zona en la que pase mucha gente ni mucho menos jóvenes porque apenas los hay aquí", argumenta el propio Enrique González en una visita a la fuente.

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