Al urogallo le gusta la sidrina. Al menos, si el ave está hecha en bronce y la entrega el Centro Asturiano de Madrid, y si la alusión a la más asturiana de las bebidas se refiere a la veterana agrupación folclórica de Lugones. Porque "La Sidrina", con 34 años de vida, ha sido distinguida con el "Urogallo de bronce", un galardón que llena de felicidad a sus miembros.
"Estamos entusiasmados, es un premio que nos anima a seguir trabajando y a seguir creciendo", explica la presidenta de "La Sidrina", Edita Reguera, quien reitera las declaraciones que hizo a este periódico cuando adelantó, dos días atrás, la concesión del premio a la agrupación: "Nos había tocado una pedrea en la lotería de Navidad, 24 euros por participación, pero este premio nos hace aún más ilusión. Preferimos esto a que nos toque la lotería".
El galardón, en todo caso, distingue la trayectoria de una agrupación folclórica que nació en Lugones en 1982, cuando se reunieron diversos jóvenes que habían trabajado previamente en diversos grupos folclóricos de la zona.
El primer presidente de "La Sidrina" fue Víctor Olay, quien posteriormente sería sustituido por Magdalena Villanueva, miembro de la agrupación desde muy niña. "Somos socios fundadores: mi hija baila desde los 6 años y cuando se creó 'La Sidrina' estábamos ahí las dos", explica Edita Reguera. Porque en "La Sidrina", a diferencia de lo que es norma, fue la madre la que heredó el cargo de la hija en 1996.
"Cuando Magdalena se casó ya no tenía tanto tiempo como antes para organizar todas las actividades, y me pasó el testigo. Pero ella me sigue ayudando en todo el tema del papeleo, que es complicado, y yo me encargo más de coordinar las actuaciones y la muestra folclórica", explica Reguera.
Esta muestra es una de las señas de identidad de "La Sidrina". Con una treintena de ediciones a sus espaldas, la muestra ha propiciado la presencia en Lugones de formaciones de gran calado, tanto de España como del panorama internacional. El esfuerzo para el colectivo, no obstante, es mayúsculo. "Vienen cinco formaciones cada año, y aparte tenemos que preparar nuestra propia intervención en la muestra y todas las otras actuaciones y actividades que realizamos. Es mucho trabajo", asegura Reguera.
El colectivo, no obstante, lamenta no disponer en la localidad de un espacio escénico con más posibilidades que la Casa de Cultura, así como de un espacio propio en el que poder ensayar y guardar sus ropas y los instrumentos musicales.
