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Joaquín Álvarez sigue al pie del cañón

A los 88 años, el antiguo líder vecinal mantiene el espíritu que le llevó a encabezar varias movilizaciones desde la década de los setenta

Joaquín Álvarez, ayer, en su casa con LA NUEVA ESPAÑA. L. BLANCO

Con la mente lúcida y las ideas claras. Así se mantiene a los 88 años y medio de edad el que fuera el principal líder vecinal de Lugones a finales del pasado siglo y los primeros años del presente. Joaquín Álvarez decidió en 2004 dejar la presidencia de la asociación de vecinos "San Félix" de Lugones para centrarse en los cuidados de su mujer enferma, pero eso no le impide mantenerse al tanto de la vida social y política de un pueblo por el que peleó durante décadas para conseguir el progreso común.

Nacido en El Carbayu, donde todavía hoy sigue residiendo, es hijo de un matrimonio de La Corredoria que, como muchos por aquel entonces, vivía del campo. Una dedicación que en aquel momento apenas garantizaba la supervivencia, por lo que la infancia de Álvarez fue dura. Tanto que a los seis años, en plena Revolución de 1934, comenzó a lindar las vacas, y cuando apenas tenía 12 años se inició como pinche en la construcción.

Su etiqueta de republicano le impidió en una primera tentativa entrar en la industria, pero pasaría a trabajar en una serrería de la Venta del Gallo durante un lustro y luego a un almacén de grasas y aceites, con el servicio militar de por medio. En 1957 entró en la fábrica de metales por mediación de un cuñado, si bien no fue hasta 1961 cuando se convirtió en oficial tras pasar por la escuela de trabajo e inició una trayectoria profesional en la misma fábrica hasta que se prejubiló en 1986 con 58 años.

Sin embargo, el principal motivo de la popularidad de Álvarez es su lucha por causas que considera justas para la colectividad. Ejemplo de ello fue la movilización vecinal iniciada en 1973 contra los hornos de Mersa. "Fui a Industria con verduras cubiertas de cal para demostrar los efectos del horno", recuerda un hombre que luego sería concejal entre 1979 y 1987 por el PCE. "Entonces éramos poco más de mil vecinos y conocía a todo el pueblo", señala para explicar la sorprendente victoria electoral de su formación en Lugones.

Luego, en 1989, creó la asociación de vecinos, que llegó a tener más de mil socios y dirigió hasta que en 2004 dejó el cargo, y en 1991 fue uno de los fundadores del partido Conceyu. "No había inversión alguna para la parroquia y había que hacer algo", explica sobre un movimiento que cree sirvió para reivindicar una realidad obvia, pero del que critica las corrientes segregacionistas. "Yo soy partidario de sumar, no de restar", apunta el hombre que abanderó la movilización vecinal de Lugones.

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